Capítulo 5: La otra cara de Luck

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Luck anduvo en bajada hasta llegar a la calle principal, así que imaginarán lo fuerte que estaba abrazándolo para no resbalarme con mochila y todo. Además, ese chico no medía la velocidad a la que andaba, pues se metía por una calle y otra como si las conociera de memoria y le valía una mierda pasar por entre los autos aparcados esperando el verde del semáforo. Sólo esperaba que no nos detuviera un policía y mi padre tuviera que ir a sacarme de la comisaría por ir a exceso de velocidad.

—¿Dónde iremos? —le pregunté cuando nos habíamos detenido en un semáforo, él giró un poco su cabeza enseñándome su perfil, me observó hacia atrás y se encogió de hombros despreocupado.

—¿A comer quizá? —contestó.

Guardé silencio y esperé a que condujera nuevamente, hasta que ¡Al fin! Se detuvo en un local de comida rápida, aparcó la moto y luego nos bajamos de ella. No sabía de qué hablarle ni qué preguntarle, pues no tenía ni puta idea donde estábamos, pero él parecía conocer todo demasiado bien.

—Vamos —me dijo.

Lo seguí en silencio y cuando estuvimos adentro, un chico de los que atendía nos quedó mirando a la distancia...

—¡Hey Luck! ¿En qué andas? —lo saludó desde la cocina.

—Alimentándome —contestó un Luck sonriente.

Buscamos una mesa vacía y nos sentamos frente a frente.

—¿De verdad me has traído a un lugar de comida rápida? —pregunté burlesca. La verdad, me encantaba comer papas fritas, pero debía joderlo un poco o no sería divertido.

—Si —contestó con seguridad. Creo que nada lo fastidiaba o estaba de muy buen humor —, al menos siempre cuando salía de la escuela tenía hambre ¿tú no?

—Adivinaste.

—Lo sé —sonrió.

Era un local pequeño, situado en medio de la ciudad (si es que podíamos llamar ciudad a edificios de no más de 7 pisos). Tenía muchas ventanas con vistas a la calle y atendían sólo personas jóvenes, como si fuese un local muy reciente. Las mesas de color rojo brillante y los cubiertos blancos combinaban con las paredes y los cuadros modernos. Tenía buena pinta y Luck parecía conocer a todo el mundo, así que no me preocupé tanto de que algo no me agradara.

—¿Qué vas a pedir? —me preguntó.

—¿Qué vas a pedir tú?

—Pues... —miró la carta por unos segundos, luego alzó la vista y me observó —Una hamburguesa, papas fritas y una gaseosa.

—¿Alguna recomendación?

—La hamburguesa de la casa es la mejor que vas a probar en tu vida —comentó sonriente.

Comencé a leer los ingredientes que traía, todos me gustaban así que...

—Eso pediré, con papas fritas, claro.

Él asintió, llamó a un chico con su mano y pidió por los dos: Dos hamburguesas de la casa, dos porciones de papas fritas y dos gaseosas. Luck iba a pagar todo, pero antes de que pudiera decirle que yo quería pagar mis cosas, el chico se le adelantó:

—La casa invita Luck, te debía una —le dio unas palmadas en el hombro y Luck sonrió.

—¡Ese es mi hermano! —bromeó.

Me percaté de que Luck tenía muchísima personalidad, pero una que me causaba cierto interés, pues pese a ser gracioso y muy sociable, su mirada irónica y sarcástica me explotaba el cerebro.

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