Capítulo 12: Amistad quebrada

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LUCK

Sentí el lunes justo en mi cerebro cuando me desperté esa mañana. Me dolía el cuerpo y la cabeza. Y no sé por qué el primer pensamiento que se me atravesó por la cabeza fue a Pascal saliendo a trotar ¿cómo podía? ¿cómo podía un lunes por la mañana antes de irse a la escuela? Yo cuando iba a la escuela lo más que hacía era fumar un cigarrillo antes de clases.

Estaba quedándome en la cueva de Fabregas mientras papá buscaba un departamento o una casa donde quedarnos. Trey se quedaba con Vince y Jeff y mi padre en la habitación de uno de sus bares. Todos estábamos esparcidos, pero con contacto.


Estuve la mayor parte del día planeando algunas carreras que se avecinaban y, cuando iban a ser cerca de las cinco, oí mi móvil. Era un mensaje de Tony. No lo había visto en unos días, me había dejado en paz. Pero el mensaje decía que fuera a verlo a su oficina, así que eso hice luego de unos minutos.

Pasé confiado, ya no era como la primera vez que había estado ahí.

Él estaba viendo algo en su computador, así que, sin mirarme, me senté y oí su voz.

—¿Cómo estás, Luck? —preguntó. Luego despegó la vista de la pantalla y fijó sus ojos en los míos.

—He estado mejor —contesté.

—¿Estás quedándote aquí? —Asentí. —¿Por qué?

—Idioteces —le resté importancia.

—Sabes que puedo ayudarte si me cuentas la verdad, claro.

—Trey se peleó con un Demon, fueron a casa y reventaron todo el lugar —le conté sin dale mayor importancia, pero él abrió sus ojos de par en par casi ofendido.

—¿Los Demon?

—Si.

—Que hijos de puta... —comentó —¿Y Norman?

—Está quedándose en un bar.

—Malditos idiotas ¿qué demonios se creen? ¿Cómo ha permitido que se metan en su hogar?

Apenas dijo eso noté que su semblante había cambiado, daba miedo observar cómo sus cejas fruncidas y su mandíbula apretada gritaba que algo malo estaba a punto de ocurrir.

—No se quedará así, ni te lo pienses —dijo.

—¿De qué hablas? Son sólo idiotas, no queremos agrandarlo más.

—Es que no agrandaremos nada, lo quitaremos de raíz —zanjó y yo tragué saliva. —Norman es mi amigo y tu estas trabajando para mí, así que te respetan o se joden.

—No necesito a más imbéciles queriendo matarnos.

—Calma Luck, no todo es tan malo.

Respiré hondo.

—Bueno ¿Para qué me necesitabas? Debo ir al taller de Vince por un repues...

—Ve a buscar a mi hija a la escuela —ordenó mirándome.

Fruncí el ceño.

—¿Por qué?

—Sé que se conocen, Luck, no me jodas. Ve y tráela aquí.

Me quedé congelado por unos segundos sin entenderle, pero cuando mantuvo su mirada en la mía sin ninguna pizca de arrepentimiento, me puse de pie y salí de su oficina.


PASCAL

Luego de aquella noche en que pasé con Luck yo toda borracha, los flashbacks de situaciones habían comenzado a atacarme y, definitivamente, no quería ni verle la cara al pelinegro. Primero, no entendía cómo había sido capaz de repetirle tantas veces que era virgen. Había bailado arriba de la cama luego de fingir haberme quedado dormida y me había quitado la ropa a las cuatro de la madrugada porque había despertado acalorada, como nunca. Él me había visto en toda esa faceta ebria y se había quedado para cuidarme. Incluso en mis recuerdos él ni siquiera se veía tan borracho como yo.

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