Capítulo 25: Te quiero, Luck

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Cuando desperté lo hice con la sensación de seguir en mi cuarto, pero no. Luck estaba abrazándome con cierta presión en sus brazos. Una de sus piernas descansaba encima de las mías y su cabeza estaba apoyada sobre mi hombro. Lo miré de reojo, se veía completamente relajado allí, casi como un chico bueno. Acaricié su cabello por unos segundos y él se removió apegándose aún más a mí. En el mismo minuto que saqué mi mano de su cabello e iba a ponerme de pie para vestirme, él despertó.

—¿Dónde vas?

—A comer algo... —respondí poco convincente. Él frunció el ceño, luego se estiró por debajo de las sábanas.

—¿Cómo dormiste?

—Muy bien.

Me sonrió.

Me quedé mirando sus ojos cafés, a veces me parecían tan claros que alucinaban con ser verdes. Y rápidamente recordé lo que había escuchado por última vez la noche anterior... <<Me estoy enamorando de ti>> ¿Había sido real o sólo mi subconsciente jugándome una mala broma?

—¿Te duele la costilla? —me preguntó mientras se sentaba en la cama, dispuesto a levantarse.

Ni siquiera lo recordaba.

—¿Rocky?

—¿Eh? —alcé la vista.

—¿En qué piensas tanto? —me preguntó. Lo vi caminar hasta su closet, sacó un pantalón de chándal, una camiseta y luego se quedó mirándome. Yo todavía no salía de la cama.

—Anoche...yo...anoche creí escucharte...que...nada —me puse de pie rápidamente. Él frunció el ceño con una sonrisa burlesca, me siguió con la mirada cuando me coloqué unas calcetas. —¿Qué miras?

—¿Qué me escuchaste decir anoche? —me preguntó.

Me encogí de hombros.

—Nada importante —reí nerviosa. —¿Desayunamos? —me planté frente a él.

Luck rodó los ojos, luego bajó la mirada y la posó en mis ojos.

—¿Qué te pone tan nerviosa?

—Nada...yo...nada. Me ruge el estómago y soy mala con hambre y...

Me cogió por los hombros cuando intenté escabullirme, cortándome.

—No me costó decirlo a mí ¿por qué es tan difícil asumirlo para ti? —preguntó y yo me quedé congelada.

—¿Cómo?

—Si. Me estoy enamorando de ti. No estabas soñando.

Tragué duro.

—Sólo yo...no pensé que lo dirías alguna vez y...

—¿Estás bien despierta para oírlo ahora? —me observó fijamente y sonrió.

Asentí levemente, sorprendida.

—Te quiero, Luck —le dije y él sólo se quedó mirándome, sin creérselo, pues pestañeó sin entender lo que le había dicho y retrocedió un paso. —¿Qué?

—Nada —sonrió.

—¿Qué ocurre?

—No pensé que se sentía tan bien que alguien te quisiera —continuó sonriente, luego se acercó a mí y me besó.

Cuando salimos a la sala, Trey y Millie estaban sentados desayunando. Al parecer cortamos su conversación cuando se quedaron mirándonos. Trey parecía relajado, ni siquiera se le notaba que estaba loco por Millie. En cambio, ella parecía nerviosísima.

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