Aunque pensé todo el día en que alguien se había percatado de que Luck había estado en mi habitación, no fue así, de hecho, nadie lo había visto. Ese día no fue para nada productivo, de hecho, lo más interesante fue que papá me nombró a unos tres profesores que vendrían a casa para enseñarme.
Estaba tan ansiosa porque llegara la noche que las horas se me pasaban aún más lentas, así que cuando me habló Dan por mensaje agradecí que lo hiciera, pues el aburrimiento estaba comiéndome las entrañas.
Dan: ¿Cómo estás?
Dan: Supe que te retiraste de la escuela ¿todo bien contigo?
Pascal: Si... demasiados problemas, ahora estoy mucho mejor.
Dan: ¿Golpeaste a Layla?
Pascal: No pensé que los rumores corrían tan rápido en Bellemore
Pascal: Pero sí ¿la conoces?
Dan: Es la hija de un amigo de papá.
Pascal: ¿Quién te contó?
Dan: Amy, claro.
Dan: Y también me contó sobre Fabregas.
Me quedé en shock mirando su mensaje, sin saber qué decirle en realidad, pero no podía quedarme callada para toda la vida.
Pascal: Es complicado de entender, lo sé...
Dan: Para nada complicado la verdad.
Dan: No entiendo por qué Amy decidió alejarse de ti por algo como esto.
Pascal: Es entendible, es su tío
Él envió un emoticono irónico lo que me hizo sonreír un poco.
Dan: Sólo quiero decirte que puedes contar conmigo para lo que necesites ¿está bien?
Pascal: Gracias, Dan.
Dan: ¿Irás el viernes?
Pascal: No lo creo, diviértete y luego me cuentas como estuvo todo je, je.
Dan: ¡Pascal!
Pascal: ¡Te lo digo en serio!
La única respuesta que recibí de su parte fue un sticker de un gato enfadado que me hizo reír.
Al menos tenía a Dan que seguía confiando en mí y no se alejaría de mi vida como si fuera un bicho raro. Me ponía de buen humor que, al menos, ahora podía tener un amigo en Bellemore.
Podría considerar a Trey. Pero está medio loco como su hermano, así que...ñe.
Ya eran las nueve de la noche y asumí que Luck no iría, pues todo estaba ya oscuro en las calles y hacía muchísimo frío. De seguro se había ido a una carrera o a encontrarse con la tal Francesca para un polvo rápido. No quise pensar mucho en esa posibilidad, pues me hacía sentir fatal y no quería averiguar por qué.
Encendí la calefacción y cogí mi pijama de invierno, Bellemore parecía vivir en un invierno constante, pero los días de sol eran sumamente calurosos. Y odiaba ese clima, pues me pescaba una gripe cada dos semanas. Un pantalón de polar púrpura y una camiseta de mangas largas blancas fueron mi mejor opción. La camiseta tenía conejitos y el pantalón un par de corazones, pero me gustaba, había sido un regalo de cumpleaños de mi padre. Y lo valoraba. Me coloqué calcetas peludas y cogí un libro a medio terminar.
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INTERNACIONALES
AksiTony Fabregas no es una metáfora. Es un hombre real. Tony Fabregas es brillante, tanto que no te escapas de su entrecejo hasta que te tiene sentado frente a él. Es peligroso, frío como un témpano de hielo y el rey de las calles que piso a diario. ...