La expresión de mi rostro se deterioró, bajé la mirada.
—¿Estás bromeando? —mi voz pendía de un hilo, al igual que mi vida en ese momento.
—¿Por qué crees que bromearía con algo así? —frunció el ceño completamente serio y frío. —Demonios Luck —se llevó la mano a su cabello.
—Quizá está en casa —dije con algo esperanza.
—Vengo de allá y te puedo asegurar que no está ahí. Fabregas está seguro de que Pascal está contigo... por eso no ha mandado a sus idiotas a buscarla —me contó y yo tragué duro.
Hasta aquí había llegado mi vida. Fabregas me asesinaría en cuanto cruzara su puerta. Algo estaba jodidamente mal y no podía quedarme quieto. Mi mente comenzó a trabajar rápidamente, Pascal no podía haberse ido demasiado lejos. No era capaz de asimilar que Pascal no estuviera donde yo suponía... ahora estaba fuera de mi radar.
—Vamos, debes acompañarme —le dije a mi hermano mientras buscaba entre mis bolsillos —Demonios mi móvil —resoplé con enfado.
—De seguro ya lo tiene la policía —contestó Vince.
Estaba enfadado, tanto que quería golpear a alguien. Si algo malo le pasaba a Pascal, todo sería mi maldita culpa.
—Préstame tu móvil, debo llamarla.
Vince me lo pasó rápidamente y marqué su número que ya me sabía de memoria. Comenzamos a caminar hasta su auto mientras llamaba y llamaba. Una, dos, hasta diez veces y nadie contestaba del otro lado.
—No me contesta —le di un golpe al capó del auto.
Vince me observaba como si tuviera alguna solución. Me sorprendía que no me hubiese golpeado apenas me vio. Estaba preocupado.
—¿Y ahora qué? —soltó con desconfianza.
—Vamos, enciende el auto —corrí al asiento copiloto mientras él se subía —Vamos donde Frank.
—¿Qué tiene que ver él? —me preguntó mientras salía del estacionamiento.
—Antes de que me llevaran le dije que se preocupara de Pascal.
El rostro de mi hermano pareció relajarse, pero en su mandíbula noté que seguía tenso. De verdad esperaba que Frank me diera una respuesta, no importaba si Pascal estaba con él o con Vis, pero debía estar cerca.
Nos detuvimos en la casa de Frank y antes de que Vince aparcara el auto, me bajé cerrando la puerta con fuerza. El callejón sin salida en donde vivía Frank siempre me había causado mala espina, pero en ese minuto no me importaba nada. El silencio avasallador del lugar me valía una mierda. Lo llamé por su nombre varias veces hasta que la puerta se abrió.
—Demonios Frank ¿estás sordo? —estaba molesto y quizá ni siquiera tenía la culpa.
—Acabo de escucharte, estaba durmiendo —abrió el portón que separaba su casa de la calle, se pasó la mano por la cara para despertar.
—¿Dónde está Pascal? —mi pregunta lo tomó por sorpresa. Abrió sus ojos de par en par, luego pestañeó —Antes de quedar inconsciente te pedí que te encargaras ¿dónde está?
—No lo sé, Luck —le tembló la voz y yo me quedé sin respiración —Ayer cuando me dijiste eso fui a verla, pero ya no estaba por ningún lugar.
Se me tensó la mandíbula.
—¡Demonios Frank! —me alteré —¿No preguntaste por ella? ¡Yo la vi Frank! Alguien la levantó en sus brazos, pero no pude ver quien mierda era.
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INTERNACIONALES
ActionTony Fabregas no es una metáfora. Es un hombre real. Tony Fabregas es brillante, tanto que no te escapas de su entrecejo hasta que te tiene sentado frente a él. Es peligroso, frío como un témpano de hielo y el rey de las calles que piso a diario. ...