Capítulo 7: Demasiado cerca para ser verdad

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El camino fue muy rápido, no me di cuenta cuando ya estábamos en un callejón sin salida en medio de la nada. Lo vi bajarse y yo me bajé detrás de él.

—¿Dónde estamos? —le pregunté antes de caminar.

—Ven, no te quedes atrás —indicó.

Guardé silencio porque él también lo había hecho, así que sólo me dediqué a caminar a su lado. Las calles estaban vacías, eran de tierra, seguramente estábamos más lejos de lo que pensaba, pues de ningún lugar podía ver las montañas que se veían desde mi habitación.

Llegamos a un lugar cerrado, en donde sólo había una pared con una puerta negra en el centro la cual Luck golpeteó. Una ventanilla se abrió, unos ojos oscuros recorrieron a Luck por completo, luego se cerró y se oyeron cientos de cerraduras abrirse para dejarlo pasar. Sin embargo, antes de que él entrara, me cogió la mano sin preguntarme.

—No me sueltes si no te lo pido —ordenó con voz dura.

Entramos por un pasillo oscuro, sólo iluminado por unas pequeñas lámparas en mal estado de la pared, él sostenía mi mano con seguridad y caminaba muy rápidamente, decidido a lo que sea que fuera hacer. Entre tantos pasillos me desorienté por unos segundos, hasta que llegamos a una escalera negra. Subimos en completo silencio y, cuando estuvimos arriba, un lúgubre pasillo apareció frente a nuestros ojos. Había cientos de puertas, las paredes eran café oscuro y el suelo de cerámica negra. Las luces eran tan tenues que apenas podía ver mis zapatillas.

Luck se detuvo frente a una puerta, se giró hacia mí y me observó a los ojos.

—No tardaré, no se te ocurra mover el trasero de aquí ¿oíste, Rocky? —sólo asentí y lo vi meterse a la habitación, que apenas abrió la puerta se escucharon voces de hombres adultos.

Todo estaba muy oscuro y tenebroso. Los nervios estaban comiéndose mis entrañas. Sentía que en cualquier minuto alguien vendría a secuestrarme o peor, mi padre estaría en uno de estos tétricos lugares y me vería ahí. Comencé a imaginarme lo peor, tanto que tuve que afirmarme de la pared porque me mareé. Podía oír las voces a la distancia desde adentro de la habitación, Luck estaba alterado, estaba insultando a alguien, pero me desconcentré cuando unos ojos marrones estaban observándome desde otra puerta.

<< Demonios, Luck, date prisa. >>

—Hey cariño ¿quieres un vaso con agua? —me ofreció con amabilidad —Siempre vienen chicas temerosas, tranquila. Para que te calmes, siempre hay esos gritos.

Negué con la cabeza. No iba a recibir nada de nadie.

—Soy un amigo de Luck —señaló.

No dije absolutamente nada, sólo desvié la mirada a la puerta en donde Luck había entrado.

—No seas tímida, de seguro él agradecerá que te haya dado un poco de agua para calmarte los nervios.

Mi cuerpo estaba tan tembloroso y tenía tanta angustia que no alcancé a darme cuenta cuando mis pies se movieron solos de ahí y caminé hacia la puerta de aquellos ojos marrones. Entré a aquella habitación que dentro estaba algo más iluminada. Parecía un departamento normal, pero noté que apenas entré, él cerró.

—Por favor, siéntate —me sonrió.

Me senté con cierta inseguridad mientras él sacaba un jarrón con agua del refrigerador.

—Luck es un tipo peligroso, no deberías salir con él.

No quería hablarle, sólo quería tomar el puto vaso con agua y largarme. Puso el agua en un vaso y me lo tendió.

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