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Nam Joon.

Temí por ella.

— ¿A dónde vas, Nam Joon? —Gritó Tami desde el mostrador viendo que corría con urgencia fuera de Morezt cuando leí aquel mensaje de Hye Ri.


De: Hye Ri

Ya no puedo más, Nam Joon

Recibido 7:00 pm ✓✓ 


Me había escrito cegada por la ira o la tristeza, quien sabe.

Sentí nuevamente que mi corazón se agitaba intranquilo y digo nuevamente porque esto ya había sucedido antes. No era la primera vez que Hye Ri intentaba suicidarse y previo a ello me había escrito un mensaje similar.


 No lo soporto más, Nam Joon 


Dijo en aquella ocasión hace dos años cuando su padre la abandonó y su madre se convirtió en una mera sombra de la iglesia, el chisme y el resentimiento drenado sobre Hye Ri.

Recuerdo que en aquel momento se había dado una sobredosis con los tranquilizantes de su madre y sólo di con ella en el hospital cuando fui a buscarla a su casa luego de que no contestara mis llamadas y mensajes.

— Se la han llevado al hospital Saint Martin —Replicó el vecino ciego de Hye Ri al escuchar que la llamaba insistente golpeando la puerta de su casa.

Cuando llegué a la sala de emergencias donde deduje que estaría la encontré en pleno proceso de desintoxicación. Le estaban pasando soluciones endovenosas mientras que le realizaban un lavado gástrico con un tubo de plástico que tenía conectado a la boca.

El miedo llegó a mí como una ráfaga de aire gélido y casi pierdo la fuerza en las piernas pero no era el momento de palidecer, no se trataba de mí. Se trataba de que Hye Ri sobreviviera a todo ese veneno.

Su madre estaba de pie observando todo, a punto de tener una crisis nerviosa.

¿Qué madre no llora o no toma la mano de su hija moribunda en una situación como esta? Eso fue lo único que pude preguntarme en aquel momento además de si Hye Ri se salvaría.

Cuando aquella mujer —que no merece ser llamada madre —intentó sacar un cigarrillo fue echada del área por una enfermera.

— ¿Cómo pasó esto? —Le pregunté a la madre de Hye Ri a la salida de la emergencia.

Ella sólo me miró con los ojos perdidos en algún punto de mi rostro con el que no lograba dar mientras su mano temblorosa se llevaba el cigarrillo ahora encendido a la boca.

Nunca respondió. Tan sólo se esfumó del hospital a penas dada la primer inhalada a aquel artefacto.

Los siguientes días en los que Hye Ri estuvo internada en el hospital recuperándose fui yo quien estuvo a su cuidado, velando porque comiera bien y pronto saliera de aquel lugar. Su madre no volvió a visitarla y siquiera se ocupó en pagar las cuentas.

Allí supe el grado de condena y soledad en la que mi mejor amiga se sentía y por lo cual había optado por quitarse la vida.

En todos esos días no lloré de la impotencia y la desgracia que había sentido al pensar que se iría para siempre pero tenía el corazón deshecho al ver que la sonrisa y el entusiasmo que alguna vez había visto en Hye Ri había desaparecido por completo. Ni rastro de aquello que llaman alegría se asomaba por sus tristes y apagados ojos.

passive/aggressive → park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora