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Hye Ri.

No había nada muy particular con el día de hoy. La tarde estaba fresca, el sol se asomaba ligeramente tras las nubes teñidas levemente de gris, las calles estaban cubiertas de nieve y la gente había salido a pasar el día en algún café, restaurante o parque. Los más atrevidos y risueños habían elegido quizás acampar en el río Han.

Sí, definitivamente era un día como todos los demás, sin altos ni bajos. Excepto para mí.

Era el día noventa y nueve y por lo tanto hoy celebraría con Jimin nuestros casi cien días juntos.

Estaba sentada sobre el colchón de mi apartamento con el corazón herido y con una de las notas de Jimin entre mis dedos. Era aquella donde me pedía ser su novia.

Aquel día había sonreído tanto en el acuario y yo había sonreído también. Habíamos tenido una cita inolvidable donde me había confesado sus sentimientos y yo los había aceptado.

Repasaba la nota una y otra vez casi intentando desgastar la tinta en el papel; así mismo miraba a Jimin últimamente con la intención de quedarme con cada una de sus expresiones tatuadas en mi cabeza. Estaba casi imitando la labor de una cámara fotográfica. Si sonreía click, si se enojaba click, si lloraba... Todas esas imágenes de él las guardaría en lo más profundo de mí.

La maleta estaba delante de mi escritorio. Era lo bastante grande para que todo entrara, Nam Joon me había acompañado hacía un par de semanas a comprarla. Tenía una lista en una libreta sobre las cosas importantes que debía llevar como mi computadora, mi pasaporte, dinero, etc.

Había cobrado la herencia de mi papá y el dinero estaba en mi cuenta. Dinero que, sin duda me ayudaría a estar ese año fuera del país.

El regalo de Jimin estaba sobre el colchón metido en una bolsa de regalo blanca adornada con la cabeza de un pequeño koala. Decía felices 100 días.

Nunca antes había elegido el regalo para nadie porque Jimin era mi primer novio, así que con mi escasa experiencia en regalos para chicos opté por lo que creí que le gustaría a él. Con la ayuda de Taehyung le había comprado un suéter negro holgado con la inscripción supreme a un costado y unos nuevos aretes para las orejas de color plateado.

— Ese suéter le va a encantar —Había asegurado Tae —Sobre todo porque es de ti para él.

Y esperaba que así fuera aunque sabía que tras la sonrisa vendría el llanto de ambos.

También le tenía otro regalo, era el que más me había costado hacerle y con el cual derramé cientos de lágrimas mientras lo escribía. Era el regalo que algún día le permitiría volver a ser feliz.

Quería que llegara al apartamento y me pasara recogiendo para pasar la tarde juntos y celebrar pero al mismo tiempo no sabía cómo reaccionaría al verlo. Si sonreía, sabía que tendría que morderme los labios para no llorar, si lloraba, arruinaría lo que fuera que él hubiese preparado y me preguntaría la razón de mi tristeza. Luego de eso absolutamente todo saldría mal.

Aún así, aunque sabía que al final del día tendría que decirle que mañana me iría de Corea,  quería verlo y grabarme en el alma este último día.

Jimin no se había reportado desde la mañana, tan sólo me había dejado un mensaje de feliz almuerzo a la princesa mochi cuando eran las dos de la tarde y luego de eso no había aparecido.

Lo había llamado varias veces e incluso le dejé algunos mensajes de texto que sólo leía mas no respondía. Empecé a preocuparme pensando en sí había descubierto de alguna forma que lo dejaría y se había arrepentido de venir a verme.

passive/aggressive → park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora