Capítulo 1: Dango Daikazoku

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—Créeme, es una larga historia. Para empezar, no recordaba absolutamente nada cuando me desperté. Quiero decir, no había perdido los recuerdos de mi Vida Terrestre, pero sí los del Coma contigo. No fue mucho el tiempo que estuve, y por fortuna no quedé con secuelas que pudieran dificultad mi motricidad fina o motora. Realmente no me quejo, al fin pude comenzar mis estudios en la universidad, aunque no me sentía del todo preparada. Decidí empezar ahora en septiembre y quedarme en Estados Unidos, ya que descubrí que mi inútil e ineficiente hermano mayor, no es un completo imbécil. Sí, no nos llevábamos muy bien. Pero somos los únicos que quedamos en la familia. Fue una enorme sorpresa el descubrir que se había mudado a Estados Unidos, pero también me alivió por completo.

>>Está bien, podría seguir hablando sobre mí, pero vamos que eso no es lo que te interesa. Luego te contaré los detalles, pero lo importante ahora es que me demoré alrededor de un mes en lograr venir hasta acá. En primer lugar, necesitaba averiguar más sobre tu Vida Terrestre. Sabía que seguirte a ti sería complicado, pues recordaba al celópata de tu novio y posiblemente sólo te traería problemas agregarme. Logré hallar a tus amigos en Facebook e Instagram, pero pensé meticulosamente a quién utilizar para encontrarte. Tu amiga, esa la rubia, tenía como dos mil amigos, por lo que llegué a la conclusión de que aceptaba a cualquiera, sin el mayor filtro. Gracias a Amelia Thompson obtuve toda la información relevante que necesitaba para ubicarte. Confieso que un principio tenía miedo de cómo podías reaccionar, porque no te acordabas de mí. Me di cuenta de eso cuando entré en tus sueños, pero bueno, esa es otra historia. El punto es que necesitaba algo para que poder convencerte. Y, para poder entrar hasta tu casa, claro. Tu sistema de seguridad es pésimo, Lisa, me tarde alrededor de media hora en infiltrarme en el acceso de tu puerta; decidí camuflarme de repartidora de pizza y fingir que venía a hacerte una entrega. Llegar así como así, gracias a un mal sistema de seguridad me pareció demasiado aburrido.

>>Como oíste, Lisa, no vengo nada más de visita. Sino que, a hacerte un entrega.

La chica abrió la caja de pizza.

—¡Buen provechó! —le dijo emocionada.

Pero lo que había allí no era más que un trozo de cinta. De hecho, Eli estaba segurísima que se trataba de su listón amarillo para el cabello. ¿Era posible... que ella estuviera diciendo la verdad? ¿Ellas sí se conocían?

—Está bien, alguien tiene que explicarme qué es lo que ocurre aquí —ordenó Kevin, luego de haber oído la historia de la chica con profundo espanto—. ¿Cómo es eso de que estuvieron en el Coma?

Ella ni siquiera se inmutó en ocultar el profundo desagrado que él le provocaba.

—Oh, sigues aquí.

Kevin echó la cabeza hacia atrás, incrédulo de su falta de tacto. Las chicas no acostumbraban a tratarlo así. De hecho, todas se esforzaban por caerle bien. Claro, hasta que descubrían que en realidad era un maleducado.

—¿Qué si sigo aquí? ¡Por supuesto que sí! ¿Quién te crees que eres? ¡Pienso llamar ahora mismo al lugar y ordenar que te despidan! Y... y...

La chica, con una mano libre, tomó a Kevin del hombro. Lisa soltó un grito de espanto, pero en menos de cinco segundos, su mejor amigo yacía en el suelo, inconsciente. No supo qué fue lo que le hizo, pero sí entendió que era mejor no hacerla enojar.

—Es incluso más irritante en persona —comentó la chica muy seria—. ¿Y bien, me dejarás esperando aquí todo el día o lo vas a tomar? —agregó; agarró la cinta y dejó la caja junto al inerte de su amigo. Se la ofreció—. Anda, es tuya.

—Creo que llamaré a la policía —respondió Eli tragando saliva—. Ahora.

—¿Eli? —Oyó que Zack le gritaba desde adentro—. ¿Estás bien?

Paréntesis (Entre comillas, #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora