—¿Ya son oficialmente novios? —preguntó Kevin, llevándose una enorme cucharada de cereal con leche a la boca, sin la menor elegancia.
Zack le dio un mordisco a su manzana antes de responder. Fue una mordida grande y furiosa, con intención de quitarse la frustración del cuerpo provocándose un leve dolor dental.
—Me di la tarea de recrear la puta escena de Enredados —dijo molesto—. ¿Y qué gano? Un "tengo que pensarlo, Zack" —citó con ayuda de los dedos, como si estos fueran comillas.
Kevin sonrió con complicidad.
—Supondré que eso es un no.
—La puta madre, Kev, ¿qué más tengo que hacer? ¿Bajarle el condenado sol? ¿Comprarle una estrella? ¿Colonizar marte? —Suspiró, ya sin energía.
Kevin espero a terminar de masticar, y le contestó:
—Pues si no te exige la galaxia entera, no vale la pena.
—¿Qué?
—Mira, Zack. Muy pocas cosas me llaman la atención en una chica, por no decir que me desagrada la mayoría de ellas. Y puede que no sea el mejor experto en cosas del amor —Zack le asintió con la cabeza, demostrando estar de acuerdo con su falta de 'habilidad cupisquidesca'—. Pero créeme cuando te digo que no hay nada menos atractivo que una chica fácil. Debo admitir que las que juegan a hacerse de rogar suman, automáticamente, mil puntos.
—Si estás hablando de Sasha, te aviso que no se hace la difícil contigo, te detesta en serio.
—Aún más bella —declaró, ya sin cereal que comer. Por lo que pescó el tazón de las asas y sorbió hasta la última gota de leche—. Ahhh, delicioso... ¡Pero, eh, sin desviarte del tema! Sabes que me refiero a Eli. Quiero decir... es mi hermanita, pero el hecho de que no se lance a tus brazos debería ser incentivo suficiente para que cruces desiertos, escales montañas, y nades con pirañas por recuperarla.
—¿Y crees que no lo hago? —inquirió molesto—. No ha pasado ni un mes desde que despertó. Además, no voy a presionarla, ella me lo pidió.
Kevin soltó una estridente carcajada.
—Tiene que ser una broma, Zack. Desde que abrió los ojos, no has hecho más que acosarla. ¡Dos días de escuela y ya la invitaste a una cita! —Exclamó, llevándose los brazos a la nuca—. Si esa es tu definición de darle espacio, ya ni quiero saber cómo será cuando vuelvan a estar juntos.
Solo bastó un segundo para que el rostro bronceado del mejor amigo, enrojeciera. Zack, ya sin el velo de la ignorancia, lanzó la manzana hacia la pared de enfrente y, sabiendo que su cuarto era de magnitudes estrafalarias, tuvo que emplear una fuerza sobrehumana para lograr que la pobre fruta, aún sin terminar, se estampara contra el duro muro. El odio y la rabia son mejores que dos pesas a la hora de entrenar los músculos.
—Maldición, ¡soy un imbécil!
—Muy bien, hermano. Al fin vamos progresando —lo animó Kevin, levantándose del escritorio para ir a darle una palmada en la espalda de ánimo—. ¿Qué aprendimos hoy entonces?
—¿Que no tengo cerebro alguno?
—Y...
—¿Qué debo darle más espacio?
—Pero...
—¿A la vez hacer todo lo que sea para recuperarla? —Kevin sonrió, claramente satisfecho—. Suena absurdamente complejo, Kev, por no decir totalmente contrario.
—Tú eres el novio aquí, deberías entender que así son las mujeres.
Zack negó con la cabeza, resuelto.
ESTÁS LEYENDO
Paréntesis (Entre comillas, #2)
Teen FictionSegundo libro de la trilogía "Entre comillas". ¡No leer sin antes haber leído el primer libro! EN EDICIÓN.