Capítulo 2: Oleada de holas

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—Lamento haber hecho que te desmayas —se disculpó Grace de malhumor.

Lisa la codeó, esperando que continuara hablando.

—Fue muy descortés de mi parte —agregó, colocando un paño húmedo en su frente—. ¿Listo, contenta, Lisa?

—¿Lisa? —repitió Kevin a duras penas.

—El sobrenombre que le diste era una real mierda. De nada.

—¡Grace! —la regañó Eli. Se frotó la cara con las manos, intentando no perder la paciencia—. Quédense aquí e intenten no matarse, volveré enseguida y nos iremos.

—¿Por qué debo quedarme yo? —se quejó Grace.

—Tu víctima, tu responsabilidad.

Kevin, acostado en el sofá de una de las tantas salas de estar de su casa, empleó la poca fuerza que tenía en tomarla por la muñeca. Lisa se sorprendió, pero se detuvo.

—¿Qué pasa, Kev?

—¿Eli, me estoy muriendo?

Grace soltó una maldición; sus brazos se alzaron hacia el cielo, rogándole a Dios por más paciencia que la que le había otorgado. Porque en serio..., estaba siendo extremadamente melodramático. Sí, está bien, puede que noquearlo no haya sido la mejor primera impresión de la vida, pero, en su defensa, le había hecho lo mismo a Lauren; ese chico medía por lo menos un metro ochenta, mientras que Lauren llegaba a penas al metro sesenta. Sin contar la clara diferencia de peso y musculatura. Entonces se dijo que la fuerza no era algo físico, sino más bien mental. Y mientras la pequeña muchacha de cabello castaño se había repuesto en un santiamén, y estaba más preparada que nunca para encontrar a su hermana, el mastodonte no hacía más que llorar.

Espero que su amiga le respondiera algo. Lisa apretó la mano de Kevin y le regaló una sonrisa.

—No seas llorón —dijo, sosteniéndole la mirada a Grace—, estás en buenas manos.

—Lisa, voy a matarte.

Pero ella ya había cerrado la puerta.



*******



Por supuesto, junta a tu grupo de amigos de toda la vida con tu grupo de amigos de tu vida en Coma. Oh, y no te preocupes, ¡vete quizás adónde con Kevin y Grace! Nosotros estaremos bien, hasta podríamos ver la película juntos y ser una perfecta familia. Digo, ¿no suena un perfecto plan? ¿Qué podría salir mal?

Lauren refunfuñó. No es que le costara socializar (sus habilidades para hacer amigos se habían incrementado gracias a los poderes de John y Dylan), pero su situación era bastante incómoda. Cuatro chicos los miraban como si se tratasen de una especie de circo. Sabía que el mayor era el novio de Lisa, y las otras dos rubias eran sus amigas, ¿pero qué pintaba el flaquito con una playera de Star Wars ahí, junto a la más baja de las gemelas? Siempre pensó que los amigos de Lisa eran: fiestas, alcohol y Las Vegas.

Meneó la cabeza, estaba pensando demasiado.

Zack carraspeó.

—¿Y... cómo conocen a mi novia?

—A nuestra amiga —le corrigió la rubia número uno con el ceño fruncido.

—Internet —dijeron John y Dylan a coro. Al instante, se miraron y soltaron una risa debido a sus increíbles habilidades de telepatía.

Paréntesis (Entre comillas, #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora