Érase una vez, una joven de cabellos carmesí y mirada oceánica, que creía en cuentos de hadas y en un Dios redentor. Un buen día, se encontró con un gallardo príncipe azul que tocaba la guitarra con la suavidad de un ángel; éste le prometió la luna y las estrellas, pero al salir el sol se acobardó y huyó sin dejar rastro.
Esta no es su historia.
Érase una vez, cinco amigos que soñaron despiertos hasta transformar su fantasía en la realidad, y criaron a su descendencia en aquella maravillosa utopía.
Esta tampoco es su historia.
Érase otra vez, dos mejores amigos que se amaban entre susurros y caricias, incapaces de creer que algún día su amor por el otro dejaría de ser secreto; sin embargo, su amiga aguardaba ansiosa por ese momento.
No, tampoco es sobre ellos tres.
Érase una vez, un joven de cabellos dorados y mirada esperanzadora, que creía en el amor a primera vista y en las segundas oportunidades. Una triste noche, se topó con una desquiciada bruja escarlata que cargaba dos ángeles en sus brazos; éste le prometió los astros, el cielo, la tierra y la eternidad. Y jamás la abandonó.
Pero ustedes ya conocen esa historia.
Érase una vez, dos hermanos del alma, mas no de sangre, que se asemejaban a la luz y a las tinieblas, pero que con el transcurso de los años, cambiaron de papeles y obligaron a una convaleciente soñadora de amores a optar por un sólo bando.
Sí, conocen también esta historia.
Érase una quinceava de veces, un gato que protegía a su dueña de los monstruos que sólo ella veía.
La historia no es de él, aunque vaya a saber Dios de qué cosas ha sido testigo.
Érase una vez, tres genios que juraron ser amigos para siempre, pero dos de ellos rompieron su promesa al caer en los ojos del otro. Desde entonces, y en contra de la neurociencia, comprendieron que hay ciertas cosas que sí se sienten con el corazón.
Pero su historia no es la que me interesa.
Érase una vez en Europa, un regordito de ojos electrizantes que cocinaba con su aura y anhelaba tener amigos. Aprendió de postres y cenas, y que los niños no son inocentes cuando buscan hacer daño sin propósito aparente. También descubrió que su mejor amigo no estaba hecho de plomo y extrañó tanto su risa, que su madre decidió alejarlo de sus recuerdos.
No ahondaré más en su historia tampoco.
Érase una vez, cinco mejores amigos que crecieron en cuna de oro, se amaron como una familia y nunca pensaron lo que el destino les depararía.
Érase una vez, una pequeña de corazón formidable resguardada por los ángeles; ella tenía un reflejo que amaba los deportes y prefería a las de su sexo.
Érase una vez, dos mejores amigos que lo fueron incluso antes de nacer. Uno lloraba en el preescolar y otro le enseñó a golpear a los que lo hostigaban. Uno componía canciones al caer la noche y otro soñaba con conquistar a quien no lo amaba.
Érase una vez, y por última también, una pelirroja que fue entregada a quienes tenían recursos para pagar su enfermedad; luchaba por los animales y disfrutaba de la soledad.
Y esta, como ya dije, no es su historia, tan sólo la protagoniza.
Esto es para alguien de esta lista, e incluso para ti si lo deseas.
¿Y yo? Yo también estoy aquí.
¿Que por qué lo escribí?
Este es mi regalo, mi consejo y mi advertencia.
Pero no mi historia.
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Paréntesis (Entre comillas, #2)
Novela JuvenilSegundo libro de la trilogía "Entre comillas". ¡No leer sin antes haber leído el primer libro! EN EDICIÓN.