Para el ángel que me vio caer

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No, no, no, y no.

Frío, dulce y amargo.

Suave, tierno y delicado. Huyes al roce, evitas el tacto, gozas el silencio, anhelas el vacío.

Solo, oscuro y temeroso. Un paso atrás, un paso al lado, un paso al otro, y saltando.

Y volando.

Vuelas, y no sabes cómo volar ¡Y te estrellas! Pero te levantas y te caes, no, te tiras.

Chocas, me empujas y te disculpas. Sonríes...

Y yo vuelo.

Yo vuelo.

Vuelo, y no sé cómo volar.

Vuelo y te sigo, te sigo aunque no vueles.

Percibo algo pero no sé qué sea, persigo a alguien pero no sé quién es.

Creí que te seguía a ti, pero no vuelas.

Y yo sigo.

Sin el te.

Porque lo estrellaste sin darte cuenta.

Y vuelo entre las llamas del mismísimo Infierno, porque te llevaste el Cielo.

Te llevaste todo sin darte cuenta.

Pero olvidaste llevarme a mí contigo.

Por lo que seguí.

Sin saber adónde, pero será sin ti.

Ya no te sigo.

No sé adónde vas.

Frío, amargo y oscuro corazón que tienes: ¿te llevarías mis piezas? Sufren dentro mío, porque te quieren, y yo no quiero.

Estarás menos solo y yo más ligera.

Dicen que así volaré mejor.

Sola, de noche y asustada. Un paso atrás, un paso al lado, un paso al otro y salto.

Pero no vuelo.

No sé volar porque no me sonríes.

Me estrello y sonrío porque se acabó.

Frío como el acero, dulce como el olvido y amargo como el recuerdo.

No, no, no, y no.

Todo el dolor se acabó.


*******



Nueva York, septiembre 2019

Nos complace anunciar al ganador* del primer lugar de la 35° entrega de  Concurso de poemas Emily Dickens® en la categoría adulto joven (18-25 años).

*El autor solicitó mantenerse en anonimato, por lo que la empresa ha decido no revelar su nombre ni género. 

Paréntesis (Entre comillas, #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora