Capítulo 24: Ya basta de tanta orfandad

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N/A: Intenten recordar los nombres de los adultos, les facilitará saber quién es padre de quién... Su minuto de fama llegó.

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Esto les sonará una locura. Es más, les recomiendo enderezarse (pero no tensarse), afirmar aquel objeto que les permite seguir mis palabras y hacer un enorme esfuerzo por creer la bomba que será denotada a continuación.

Aquí va: estos chicos tenían padres.

Ya pueden respirar; acomódense y prosigamos con la narración. Sé que es una verdad difícil de tragar, quizás no tanto como que existe un mundo en el que debes hallar a tu alter ego antes de... Oh, perdón, historia equivocada. Quise decir: una dimensión a la que van a parar todos los pacientes en coma, sí eso. Una trama a la vez. El punto es, que los padres poco y nada han interactuado; se justifica en cierta medida por el hecho de que ellos no cayeron en coma, pero ya nadie sigue allí, ¿por qué entonces han tenido menos participación que Quince? Sencillamente es cosa de encender la televisión y colocar algún drama adolescente. Además de malas decisiones, alcohol, fiestas y una nula vida académica, esos programas tienen algo en común: orfandad. Quizás sea un método para ahorrarse unos cuantos miles de dólares en actores, pero en realidad va más allá. Verán, un chico cuyo núcleo familiar es un caos suele crecer y alimentarse de éste, convirtiéndose en un manojo de trastornos y problemas de deberá acarrear en la espalda además de su ya disfuncional familia. Lo quieran o no, los niños sanos vienen de un nicho saludable. Los desorientados, nacieron sin brújula, sin un hogar que amerita llamarse como tal.

Por supuesto que, siempre existirán las excepciones. Tenemos, por ejemplo, a Sasha Thompson, quien se educó prácticamente sola y nunca supo lo que era una madre de verdad, pero que jamás perdió su personalidad angelical. En contraposición, Zachariah Anderson recibió más amor que lo que cualquier huérfano podría llegar a soñar, y sin embargo, había estado apunto de tocar fondo más de una vez; se sentía perdido con demasiado frecuencia, y sus cortes tampoco demostraban la estabilidad emocional digna de alguien con tan bella familia.

En resumidas cuentas, los adolescentes son criaturas complejas hasta para ellos mismos. No es extraño entonces, que a los adultos se les dificulte tanto comprender a sus hijos, y puede que por eso mismo Cynthia Scott se vio atrapada en un laberinto de posibles lugares a los que Eli iría. Encontrar la salida estaba volviéndose todo un problema, ya que que Cynthia sufría de una horrible enfermedad que atacaba a la mayoría de los adultos; esta consistía en un conjunto de "parásitos" (mejor dejémosle la ciencia al trío británico) capaces de comerse tus recuerdos o, peor aún, transformarlos hasta que hayas olvidado por completo cómo eras de adolescente. De esta forma, pensar como uno era una tarea imposible para Cynthia, y su esposo Stephen lamentablemente, se había contagiado de lo mismo.

Desesperados por hallar a su hija desaparecida, los señores Scott no contactaron —como habría de esperarse— con ninguna agencia de detectives, ni siquiera con la policía. Porque si algo tenían en común con su hija era la cercanía y confianza con sus amigos. Así pues, decidieron comunicarse con Crystal, Bernard, Ashley, Robert y Margaret; la pandilla original... que desgraciadamente no ha hecho presencia por las razones que ya fueron explicadas.

Crystal, quien estaba en medio de una firma de libros en la Ciudad de México abandonó a sus fans en un suspiro, sin ninguna justificación pero sí disculpándose profundamente con la prensa y con todas las personas que pasaron horas y horas en la fila para conseguir su autógrafo. Ella se encargaría personalmente de que cada una de ellas recibiera una copia firmada.

Su querido y amado esposo Bernard, canceló la junta con el equipo de Nintendo en Japón; el lanzamiento del nuevo videojuego tendría que esperar un par de días.

Paréntesis (Entre comillas, #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora