Nick volvió a darle un largo sorbo a su vaso. Miró a su alrededor con una sonrisa de suficiencia, orgulloso de haber cometido nuevamente la fechoría propuesta.
—¿Hiciste el amor en el cine? —preguntó Bruno atónito—. ¿Hay algo que no hayas hecho?
—Yo nunca me he enamorado de verdad —recitó casi con orgullo.
Todo el grupo, a excepción de Lauren, Amy y Bruno, bebió. Sasha ladeó la cabeza con evidente asombro, pero prefirió guardar silencio. Kevin fue el único que lo notó.
—Eso es triste, hermanito —postuló Eli con un dolor punzante en las sienes. Si una sola gota de licor más bajaba por su garganta, vomitaría hasta año nuevo.
—No, triste es amar y que no te correspondan. Es un riesgo que nunca tomaré.
—Usted no debe de decir mentiras señor Sommer —intervino Daisy ignorando las señales de su novio para que se detuviera—, los niños malos merecen ser castigados.
—No sé si estás jugando a ser Effy Stonem, Daria o a algún protagonista de un anime romántico cualquiera —comentó Dylan sin la menor preocupación por mitigar su malgenio—, pero ya cansa. Tu actitud no solo está más usada que Taylor Swift sino que además...
—¡Momento! —intervino Eli enderezándose—. ¡Nadie habla mal de mi reina!
—¡Reina! ¡La única reina aquí es Adele!
—¡Shakira! —opinó Lauren.
—¡Amy Winehouse! —exclamó Patrick con fervor.
—Lana del Rey y punto —dijo Nick monótonamente—. Y me quedo con Effy, gracias.
—Actúas más como Tony —informó su hermano acariciándole el cabello a Daisy. No se sentía orgulloso de captar referencias como esas, pero todos cometemos errores cuando somos jóvenes e impresionables.
—No, es más parecido a Cook —opinó Amy.
—No, Cook es como Kevin —terció Eli—. Sin ofender.
—No me ofende si no tengo idea de qué están hablando —dijo éste con el ceño fruncido. Buscó ayuda en su novia, pero ésta se encogió de hombros, dando a entender que se estaba incluso más perdida que él—. ¿Nos referimos a una serie, un libro, una película, un maga...?
—¿Lees mangas? —inquirió Daisy con las cejas alzadas. Pero sonó más como: ¿sabes leer? Su impresión la había llevado a no medir el tono con el que formuló la pregunta—. ¿Leíste Clannad? —añadió entusiasmada.
—¿Leo mangas? Sí. ¿Leo cochinadas cursis para niñas? No.
—¡Eh, no desprestigies las historias de amor! —exclamaron Daisy y Zack al unísono. Soltaron una risa y extendieron los brazos para chocar los cinco por su inesperada sincronía.
Eli se mordió la lengua.
—Hay historias de amor mucho mejores que de otros géneros —estuvo de acuerdo Sam—. Juzguemos el libro por cómo se desarrolla la trama, no por su temática principal. Porque de hacerlo, sería como asumir la clase de persona que alguien es por su postura frente a la religión o a la política, en vez de conocer a fondo la opinión que la llevó a escoger tal actitud.
—¡Gracias! La mitad de las personas cree que por ser mormón, estoy en contra de la homosexualidad. Por favor, soy gay y me encanto —dijo Dylan plantándole un inesperado beso en los labios a su novio—. Y Dios lo sabe y me ama.
—Y yo también —afirmó John separándose.
El resto de grupo vitoreó el romántico gesto; Grace y Kevin, y Patrick y Daisy, los imitaron. Dominic y Amy se atragantaron con sus propias mentiras; Samu se comió los celos, Bruno las ganas, y Sasha sus propio corazón. Lauren, quien ya se había recuperado de su primera borrachera, se zampaba en ese momento un trozo de pastel con crema como si no existiera nadie salvo ese esponjoso pedazo de azúcar y ella en toda la habitación; sin embargo, estaba consiente de todo lo que ocurría a su alrededor. Ensimismada, pero siempre aterrizada.
ESTÁS LEYENDO
Paréntesis (Entre comillas, #2)
Teen FictionSegundo libro de la trilogía "Entre comillas". ¡No leer sin antes haber leído el primer libro! EN EDICIÓN.