Capítulo 2

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Visita Inesperada

Narra Brynne:

Estoy en el suelo, llorando, sangrando, al tirarme ese infeliz, no sé cómo coño hice para golpearme en la cabeza y hacerme sangre. Me levanto del suelo y me seco las lágrimas, estoy algo mareada, pero quiero irme de aquí. No sé dónde están los servicios para poder lavarme así que decido irme a mi casa y regresar otro día y que ese día sea bien lejos porque este instituto está lleno de locos.

Saco mi móvil y llamo a un taxi, en treinta minutos al parecer estará aquí para recogerme, tengo dinero en la mochila así que no hay problema. Sigo sangrando por la frente, duele.

Me siento vigilada.

[...]

Llega el taxi y me monto lo más rápido posible y le digo la dirección que quiero que me lleve. Me mira por el retrovisor varias veces pero no me comenta nada.

Narra Ethan:

Sigo rápido su olor quiero saber dónde vive, quiero verla, me siento mal por haberla empujado y no entiendo el porqué. Quiero saber cómo va a estar ahora en su casa, ¿llorando?

[...]

El taxi se para y ella se baja, vive cerca de mí, así que supongo que cogerá el autobús para ir al instituto, algo que a mí no me hace falta ya que tengo coche y moto.

Entra a una casa que tiene dos pisos, ¿con quién vivirá? Supongo que con sus padres. Por fin entra después de darle el dinero al baboso del taxista, me da furia, celos, nunca había sentido esta impotencia.

Me asomo por las ventanas hasta que encuentro una terraza y una puerta de cristal que da a su cuarto o eso espero, se ve muy femenina la habitación así que supongo que sí, será el suyo.

Oigo unos ruidos, seguramente de ella, me escondo y escucho la puerta abriéndose.

—Maldito infeliz de mierda, juro que esto no acabará así. —Veo que se mete por una puerta y la deja abierta, es el cuarto de baño, se está mirando en el espejo—. Mi frente quedó como una mierda, joder.

Veo que entra al cuarto otra vez y abre un cajón y saca una caja, de ahí coge metadine y varias cosas para curarse.

—Hijo de puta, los más guapos siempre suelen ser los más gilipollas, no lo entiendo y encima esto duele como su puta madre. —Sigue quejándose pero, ¿le parezco guapo? Vaya vaya.

Narra Brynne:

Duele pero ya acabé de curarlo, siento que alguien está aquí desde que llegué, pensaba que eran idioteces mías pero no sé, siempre que siento algo es verdad.

—¿Hay alguien ahí? —Digo seria y firme sin miedo pero a la vez sintiéndome estúpida por hablar sola.—. Será que me estoy volviendo loca.

—O no, preciosa —me sobresalto y me giro rápido, lista para correr o defenderme—. Sientes bien.

—¿Qué coño haces tú aquí? ¿Cómo mierda has entrado? —Miro la puerta de cristal lo que me da una leve pista de cómo ha podido entrar—. ¿Sabías que meterse en casas ajenas sin permiso es ilegal?

—Creo que sí Brynne, pero me pudo la curiosidad. —Me dice y se va rápido, como un rayo por la terraza.

Salgo rápido por dónde él se fue y no lo veo, ni en el suelo, ni en los alrededores. Todo esto es demasiado extraño. Y empiezo a tener miedo. Este chico —que no parece de mi edad—, me está dando mucho miedo. Pero ahora que lo pienso, ¿cómo supo dónde vivía? ¿Me siguió?

Suspiro.

Solo busco una vida tranquila, algo normal en la adolescencia. ¿Siempre va a ser así? Cuando creo que por fin puedo tener una vida nueva, normal y que me puede ir todo bien, tienen que ocurrirme cosas extrañas y joderme la vida.

Me acuesto en la cama después de haberme curado bien la herida de la frente, y me preparo para dormir. O al menos intentarlo. No era muy grande la herida, pero le gustaba sangrar.

Intento cerrar los ojos para poder dormir, pero como casi todas las noches, pienso en la vida que he tenido. A los padres que nunca pude conocer porque alguien enfermo de la mente los quiso asesinar de esa forma. Hubiera preferido un millón de veces y más, que me hubieran abandonado a que les ocurriera eso. Tampoco conocí a mi hermana. Nunca llegó a vivir con mi tía, o eso me contaron. Ella nunca más quiso saber de mí. ¿Por qué?

Saber que la única persona que queda de tu familia, no quiera estar contigo, es más doloroso de lo que yo pensaba.

Poco a poco me va entrando el sueño y sin darme cuenta caigo en un profundo sueño que me hará tener pesadillas toda la noche.

[...]

Me despierto de golpe, estoy desorientada y agitada, muy agitada. Estoy sudorosa, me cuesta respirar. Intento calmarme pero fallo. Me pongo la mano en el pecho y vuelvo a intentarlo. «Venga Brynne intenta calmarte, solo fueron pesadillas». Me digo a mí misma para tranquilizarme y parece que está funcionando, ya que estoy controlando más mi respiración.

Maldita sea.

El psicólogo me recetó unas pastillas la última vez que fui a hablar con él, que fue antes de venirme a Canadá. Pero no he querido tomarlas, no quiero depender de unas pastillas.

Busco la mesita de noche para encender la lucecita y ver la hora que es. Me cuesta un poco darle al interruptor por la oscuridad, pero lo logro y puedo ver que son las cinco y veinte pasadas de la madrugada, es muy tarde y a la vez muy pronto para levantarse. Todavía podría rescatar un par de horas para dormir. Apago otra vez la luz y me acomodo en la cama, pero es entonces y solo entonces cuando me siento observada.

Con sigilo enciendo otra vez la luz de la lamparita, y veo una sombra reflejada a los pies de mi cama. Trago mi saliva con esfuerzo y levanto mi mirada hacia arriba.

Me siento en la cama de golpe, mi corazón empieza a acelerarse, no puede ser.

Él está ahí, parado enfrente mía.

Él está ahí, parado enfrente mía

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30/11/16

¡Segundo capítulo! Espero que os guste y sigáis leyendo.☺️

Hadala09❤️

Mi Lobo Posesivo  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora