Mi Lobo Posesivo [+18]

Capítulo 31

Noche de sexo

Estoy lista, diría más que lista. Me miró por última vez en el espejo para darme más seguridad y ver cómo estoy con lencería. Sinceramente es perfecta.

Salgo del baño hacia la puerta, antes de salir abro un poco para ver que no hay nadie por los pasillos y tengo vía libre hacia la habitación de Ethan. Parece que sí. Así que me dispongo ir en silencio hasta su dormitorio. No sé si estará dentro o no, sea lo que sea, tengo planeado cómo impresionarle.

Camino de puntillas y una vez en su puerto, giro el pomo con cuidado sin que se escuche nada y me asomo, no lo voy por ningún sitio. Raro. Pero no importa. Entro y cierro la puerta tras de mí. Camino por la habitación, el cuarto de baño está cerrado y puedo escuchar agua. ¡Se está duchando! Me pongo un poco nerviosa, saldrá todo mojado y con una toalla al rededor de su... Concéntrate. Él no te tiene que seducir, tú tienes que seducirlo a él.

Me incorporo en su cama enorme, y me tumbo de manera sensual -aunque con esfuerzo puesto que es la primera vez-, me siento cómoda en ella, es blandita y reconfortante. Escucho que el agua cesa, «va a salir y lo voy a ver desnudo».

Observo cómo el manillar se mueve y sale un Ethan mirando al suelo despreocupado y relajado. Al subir la vista y encontrarme encima de su cama de manera sensual -o eso pretendo- se le forma una sonrisa ardiente y sus ojos se oscurecen. Ethan ha caído en mi trampa.

—No esperaba una visita, y mucho menos tan ardiente —me mira de arriba abajo.

—Yo tampoco esperaba que te hubieras duchado tan pronto... será una lástima, quería estrenar esta hermosa lencería que compré esta tarde. —Muestro mi sonrisa más malvada y mi tono de voz más seductor posible. Ethan me mira perplejo, yo también lo haría.

—Creo que esta noche va a ser movidita.

Oh sí Ethan, esta noche va a ser muy movidita.

Ethan se acerca a pasos lentos hacia mí, sus ojos marrones y verdosos se oscurecen a cada paso que da. Me siento bastante excitada. Me levanto de la cama y me pongo delante suya, le plan caro, le miro a los ojos —cada vez más oscuros— y posa sus manos en mi cintura. Veo en sus ojos como me mira con lujuria, sé que él también está excitado y más porque al bajar mi mirada veo un bulto en la entrepierna de sus pantalones. Ay Dios mío.

—Me estás volviendo loco —me susurra en el oído mientras se hunde en mi cuello a inhalar mi aroma.

—Ethan... —susurro sensualmente.

Ethan se aparta un poco y siento el calor irse. Quiero que se quede en mi cuerpo. Se quita la camiseta rápidamente y puedo observar sus músculos, sus sensuales y perfectos músculos. Se acerca a mí y me agarra del cuello para tirarme hacia él y besarme frenéticamente. Nos devoramos los labios. Gimo un poco y él aprovecha que abro un poco la boca para meterme la lengua pasándolo por cada rincón de mi boca, sin dejarse ningún sitio sin tocar. Me agarro a su cuello y lo aprieto más a mí. Me encanta. Ethan me enamora, cada gesto y actitud, me tiene hechizada.

—Creo que no te va a durar mucho la lencería.

—Quítamela ya, hazme tuya.

—Nena tranquila, te voy a follar tan duro que no vas a poder sentarte en semanas, te lo juro. —Creo que no me disgusta demasiado la idea. —Quiero hacer algo demasiado loco, que llevo tiempo queriendo hacer, te voy a lamer todo el coño.