Capítulo 26

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13/01/2018

Regalo sorpresa

Despierto de golpe a causa de la insoportable alarma que está situada en la mesita de noche. Por un momento dudo en dónde estoy hasta que recuerdo lo sucedido de anoche y que al final fui convencida, aunque creo que por dentro lo deseaba, de dormir con Ethan en su cuarto. Admito que anoche pasé por muchos sentimientos, algunos que tal vez nunca haya sentido, no sé hasta que punto puede haber sido bueno encontrarlos.

La alarma sigue sonando lo que hace que salga de mis pensamientos y alargue mi mano con pereza hasta el aparto que emite el sonido insoportable llamado reloj y lo apague. Estiro mis brazos por encima de mi cabeza y bostezo.

—Que pereza... —susurro con pesar.

Recordando que estoy en la habitación de Ethan y que dormí con él, me doy cuenta de que no está al lado mio, en la cama. Creo que no me extraña, ya que seguro tiene que estar trabajando o preparándose para ello.

Decido que ya es hora de que salga del reconfortante calor que emite la cama. Y como es de suponer me congelo del frío que hace fuera de los edredones. Corro hasta el baño, y me miro en el espejo. Estoy abrazándome a mí misma y con los pelos de punta.

Abro el grifo de la ducha del agua caliente, y me desvisto para meterme rápido en la ducha y que el agua caliente me cubra el cuerpo aliviando mi frío. Logro que pase un poco pero aún así deseo acabar de lavarme para ponerme ropa calentita.

Por fin termino de lavarme el pelo y el cuerpo y salgo de la ducha como un huracán cogiendo la toalla y envolviéndomela en el cuerpo. Estoy tiritando.

Me seco lo más rápido que puedo y salgo del baño con la toalla aún en mi cuerpo para que me dé calor, voy a mi habitación y abro el vestidor. Mucha ropa, es lo que me encanta de haber sido raptada.

Me pongo una camiseta blanca que llega por encima de mi ombligo, unos vaqueros con algunas zonas rotas, un chaquetón marrón con pelos en la capucha y unas botas de tacón negras que llegan por encima de mis rodillas.

Me pongo una camiseta blanca que llega por encima de mi ombligo, unos vaqueros con algunas zonas rotas, un chaquetón marrón con pelos en la capucha y unas botas de tacón negras que llegan por encima de mis rodillas

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Me miro en el espejo y me gusta como voy, me echo colonia que encuentro en el tocador con un gran espejo, huele muy bien la colonia a fresas.

Decido que ya es hora de ir a buscar a Ethan para que desayunemos juntos y así me lleve a mi instituto, si es que se puede llamar así Salgo de la habitación y en el primer lugar que pienso en donde podría estar es en su despacho, así que camino por el pasillo para llegar a su despacho.

Entro sin llamar a lo que veo como Ethan gira de su silla para ver quién ha entrado sin llamar con una cara seria hasta que me ve a mí y la relaja. Tiene el móvil en la oreja.

—Sí. Ya te diré el día en concreto, más o menos entre dos o tres semanas. Adiós. —Habla Ethan por el móvil y lo cuelga y vuelve en poner toda su atención en mí. —Te ves muy bonita así vestida. —Me dedica una hermosa sonrisa y se levanta de la silla y viene hacia mí.

—Gracias. —Me sonrojo y le sonrío. —Tú también te ves muy bien. —Se ríe flojo.

—Vamos a desayunar. —Me da un beso en los labios y pone su mano en mi espalda baja y caminamos para la cocina.

Llegamos a la cocina y nos sentamos en la isleta. Nana nos da un desayuno con fruta y cereales más un jugo de naranja. Se retira y nos quedamos a solas Ethan y yo.

—¿Puedo saber de quién era la llamada? —Pregunto dudosa.

—Claro aunque no creo que te agrade mucho, era mi padre. —Se mete un cucharón de cereales en la boca y mastica. —Quería la fecha para la cena con los alfas, es muy pesado con el tema. —Suspira y vuelve a comerse otro cucharón.

—Mm, ¿y hay fecha? —Pregunto mirándole.

—Fija no, pero para dos o tres semanas la tendremos que hacer.

—De acuerdo. —Miro el tazón de Ethan y ya no hay ningún cereal. Mientras que el mío sigue casi entero.

—Comes muy lento. —Se ríe y se levanta. —Voy a coger unas cuantas cosas y te espero en el coche, en la entrada. —Se gira y se va sin darme tiempo a responderle.

Como rápido y me bebo el jugo, creo que no pasará nada si no me como una fruta. La dejo con las demás y cojo mi maleta y me dirijo a la entrada, Ethan ya está dentro del coche con el motor encendido.

—Si que eres rápido. —Digo entrando en el coche.

—Sí, hay que aprovechar el tiempo al máximo y hablando de máximo, toma. —Me extiende un objeto rectangular envuelto en papel de regalo. —Tal vez un poco tarde, pero feliz cumpleaños.

—No tenías por qué hacerlo, bobo...

Cojo el regalo y empiezo abrirlo cuando ya por fin quité el envoltorio, no pude creer lo que tenía en mis manos. Un iPhone 8 plus. Mis lágrimas se saltaron de mis ojos y empecé a temblar y la chillar, no me creo que me haya regalado esto. Me abalanzo a sus brazos y le beso por toda la cara.

—Gracias, gracias. —Me coloqué en mi sitio y encendí el iPhone.

Hola.

Lo primero que me dice mi bebé hermoso. Lo configuro y le pongo mis datos, veo en la caja que hay una tarjeta SIM, no puedo estar más emocionada, es el mejor regalo de mi vida.

—En la tarjeta está guardado mi número. —Me mira por un segundo. —Estate atenta a él porque te voy a estar hablando para ver como van las cosas. Puedes agregar a las personas que conozcas hoy, incluso chicos si es necesario, en el momento que vea algo extraño te lo quito, así que cuida a ver a quién agregas.

—Sí, tendré mucho cuidado. —Le digo con una sonrisa amplia en mi rostro.

—Así me gusta. —Miro su sonrisa de lado y me parece la perfección en persona. —Bueno, ya hemos llegado, por esa puerta enorme entras, y justo a la derecha está consejería, ahí estará apuntado todo. —Miro en dirección a donde marca el dedo índice de Ethan.

—Vale. —Digo con motivación y cojo a mi bebé y le doy un beso a Ethan en los labios. —Te amo, gracias mi amor. —Le indico levantando la mano para que vea que me refiero al iPhone.

Me adentro al edificio con emoción para preguntar por mi horario y la clase en donde tengo que impartirlas.

—Hola. —Escucho una voz detrás mía.

Mi Lobo Posesivo  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora