Capítulo 77

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El comienzo

Narra Brynne

Una dulce voz melódica tararea una música de nana. Con pereza abro mis ojitos y extiendo mis manitas al aire, viendo un rostro fino, con cabello ondulado y castaño claro con tonos rubios. Tiene una hermosa sonrisa dibujada en los labios. Me está hablando y a mí me hace gracia. Lleva sus manos a mis costados y me hace cosquilla provocando alguna que otra risa.

—¡Mami, mami! Hazme casooo... —escucho la voz aguda de una niña.

—Sori, ¿no ves que estoy durmiendo a tu hermana? —la niña se acerca a donde estoy acostada y se asoma por encima de la cuna.

—Es muy fea —hace un mohín e infla sus pequeñas mejillas.

—Es igual a cuando tú eras un bebé, solo que no lo sabes. —mi mamá tiene una sonrisa radiante.

—Bueno... entonces también será hermosa como yo —da pequeñas risistas la niña—. Podré prostituirla para ganar dinero —la niña se ríe y, lo que supongo que será nuestra madre, le da un golpe en la cabeza y le riñe, yo no puedo evitar reírme por la situación y llamó la atención de ambas—. Mamá, os quiero mucho.

Mamá me coge en su regazo y nos damos un abrazo. También llega un hombre y muestra una sonrisa muy amplia al ver el paronama.

—Yo también quiero unirme. —Y se viene con nosotras para darnos un abrazado caluroso pero muy cómodo.

—Pa-pa-pa... —digo dando palmaditas y ellos se asombran a la vez que me abrazan un poco más fuerte. El hombre, que intuyo es mi padre, tiene la cabellera negra con rizos y unos ojos azules claros hermosos.

Todos reímos.

Me despierto de golpe, con calor, sudor y lágrimas en los ojos. Del levantamiento tan rápido no me había dado cuenta que estoy repleta de cables por todos lados y tengo oxígeno puesto. Me llevo la mano a la barriga y me duele.

«Brynne, estás embarazada». Las palabras de Soraya retumban en mi mente.

Mi bebé.

Mi respiración aumenta y siento el corazón martillearme en el pecho. Escucho el odioso pitido acelerarse y me pongo más nerviosa.

De pronto abren la puesta y entra un hombre alto con una bata azul larga y se coloca a mi lado apoyando sus manos en mi hombro.

—Por favor, tranquilícese, no es bueno para el bebé. Ya pasó todo el peligro, no tiene de qué preocuparse. —El médico me habla suave e intenta tranquilizarme.

—¿Mi bebé? ¿Mi bebé está bien? ¿Y Ethan, dónde está él? ¿Está bien? —Estoy muy sofocada y escucho la puerta estrellarse y Ethan aparece en mi visión. Aparta al médico y me abraza.

Y como si sus brazos fuesen magia tranquilizadora me siento muchísimo más segura y calmada que hace unos segundos.

—Mi amor, mi amor... Joder. —Ethan me acaricia el pelo desesperado. Esto es estar en casa, en la zona de confort.

—Por favor, la paciente tiene que hacerse una pequeña revisión ahora que está despierta. —Informa el médico pero yo no me voy de los brazos de Ethan y él tampoco hace porque yo me vaya.

—Quiero que él esté conmigo. —Miro de reojo al médico y él, después de unos segundos de reflexión, asiente soltando un suspiro.

—De acuerdo.

[...]

Después de las miles pruebas que me hicieron y de los enfados de Ethan con el médico, que si esto no lo toque, que si así no me va a ver... He de decir que lo echaba de menos.

Mi Lobo Posesivo  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora