Capítulo 60

5.9K 353 8
                                    

Narra Ethan

—Ya ha pasado más de media hora y no despierta —suspiro frustrado—. ¿Cuánto nos queda para llegar al refugio?

—Poco, mi señor, solo tenéis que tener un poco de paciencia.

—De acuerdo.

Mi querida Brynne, la veo yaciendo a mi lado, pálida, cada vez más. Tengo miedo. Por mi cuerpo solo recorren las gotas de sudor pegajosas, y continuos escalofríos que no me dejan tranquilizarme. Es la primera vez que siento tanto miedo, miedo de perder a la persona a la que más amo y amaré en mi vida. Una simple humana, decía. Ahora mi yo del pasado me provoca risas. Nunca fue una simple humana y yo lo sabía, lo sabía cada vez que miraba sus ojos azules intensos, lo sabía desde el primer momento que me enfrentó en el instituto, lo sabía desde que la olí y lo sabía cuando la hice mía. Lo supe y lo sabré hasta el fin de mis días, que ella nunca fue una simple humana, sino la hermosa Luna, la más fuerte y poderosas de todas, ella, mi pequeña Brynne que ahora está luchando entre el mundo de la muerte y el de la vida.

Una simple humana.

Mi mente no da para más, mis fuerzas se van con ella lentamente, cada minuto que pasa, siento su muerte más cerca. Ha pasado cuatro minutos desde que hizo la media hora. Y ahí sigue, tumbada. No sé qué hacer, me desespero, lucho conmigo mismo. Me martirizo. Tal vez si yo hubiera hecho las cosas de otra manera, de otro modo, ella no estaría ahí. Aunque fuese yo quien estuviera ahí, no me importa, no me importa morir por ella si sé que la puedo salvar.

Nunca imaginé que podría llegar a sentir esto por dentro, que me quema y me hace perder el control mientras que a su vez me da tranquilidad y seguridad. Sentimientos contradictorios que he podido experimentar y sentir gracias a que la tengo a ella.

Joder.

—Por favor, Diosa Luna, tú que estás allí en la Luna Roja, Blanca y Oscura. Por favor no me la arrebates, no me separes de ella, la necesito tanto. Necesito sus caricias, su sonrisa, su manera de ser, como me reta, como me mira, como me enloquece, la necesito a ella entera. Por favor... —mis lágrimas no tardan en salir de mis ojos hinchados y rojizos de tanto llorar. Estoy abatido y no tengo ningún rumbo si ella no está. Pongo mi cabeza encima de su pecho y me desespero en ellos.

—Shh... —noto unas acaricias suaves y lentas en mi cabello. Levanto mi cabeza lo más rápido que ésta me lo permite y la observo, con los ojos cerrados y una media sonrisa forzada.

—Ca-Cariño... —Me acerco a ella y le abrazo con cuidado—. ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?

—A-Agu-a...

—Voy, mi amor. —Busco rápido la maleta con la botella de agua. Me acerco a ella con agilidad y pongo mi mano detrás, a su espalda para ayudarla a levantarla un poco y así reincorporarse—. Bebe con cuidado, cariño.

Una de sus manos, pálidas, se elevan hacia la botella, para sujetarla, pero aun así no suelto la botella. Sé que no tiene la suficiente fuerza como para aguantarla. Ella beba con esfuerzo. Levanta un poco la mano para indicar que no quiere más y alejo el agua. Se la ha bebido casi entera.

—¿Cómo estás cariño? —La tumbo de nuevo y me pongo a su lado y empiezo a acariciarle el cabello.

—Es irónico, pero, estoy muy cansada. —Me da una pequeña sonrisa. Es asombrosa. Me encanta todo de ella.

—Todo ha pasado ya, mi pequeña Brynne. —Le doy un beso en la frente.

—Ojalá... pero creo que Soraya me vio.

—¿Qué? E-Eso es imposible, ¿verdad?

—No lo sé, yo... —le cuesta hablar, no tiene fuerzas.

—Descansa ahora y después me cuentas bien, pero no te esfuerces ahora, acabas de llegar al mundo de la vida. —Le doy una sonrisa y me acerco a darle un beso en sus labios carnosos y rosados que ahora están partidos por la sequedad.

Veo como asiente con la cabeza y cierra de nuevo los ojos que apenas pudo abrir por el cansancio.

Ya hemos pasado la frontera y nos dirigimos a nuestro nuevo hogar, en el que planearé de la mejor manera, la mejor venganza jamás planeada en este maldito mundo.

Pocas personas quisieron venir conmigo, lo respeto. Esta lucha no será fácil, están allí más seguro que conmigo, y la gente del pueblo tiene que permanecer allí, no deben abandonar sus casas, no tendría medios para conseguir tantos hogares nuevos.

Pero no me preocupa andar escasos de gente cualificada para luchar, tengo contactos y me pueden ayudar encantados a vencer a mi padre, y más si saben la causa del porqué.

[...]

Hemos aparcado enfrente de una casa, que para mí, es pequeña, puesto que estoy acostumbrado a las grandes mansiones y lujos pero con estas circunstancias, pocos lujos voy a poder darme. Cargo a Brynne sobre mis brazos, es un angelito durmiendo, viva.

Entramos en la casa, en donde solo estaremos yo, Brynne, Hannon, Chloe, Sergio y William. Los demás guardias estarán en casas del barrio. Haciendo guardias todo el rato para nuestra protección.

Una vez dentro me dirijo rápidamente a la que será nuestra habitación y tumbo a Brynne en la cama con delicadeza. Observo su hermosa y pálido rostro. Me aproximo a ella para darle un beso en la frente pero me interrumpe unos toques en la puerta pidiendo permiso para entrar.

—Entra —digo sin apartar mi mirada de Brynne.

—Hermano, tenemos que planear qué vamos hacer desde ya, no tenemos mucho tiempo. —Hannon me mira, impaciente, y la entiendo, pero ahora mismo necesito descansar con mi hermosa mujer.

—Deberíamos descansar un poco, el viaje ha sido muy rápido y corto pero la tensión y estos días han sido duros, aunque sea, solo un par de horas, ¿de acuerdo? —Hannon asiente con la cabeza dubitativa por mi decisión pero al final la acepta y sale de la habitación dejándome, por fin, con Brynne a solas.

Aprovecho para darme una ducha rápida y quitarme este olor a perro callejero. Dejo la puerta abierta para poder observarla de vez en cuando.

Entro en la bañera y gimo cuando siento el agua caliente caer por mi cabeza hacia bajo por mi espalda y abdomen.

Siento unas manos en mi espalda y me giro rápidamente y la veo a ella con una sonrisa coqueta y desnuda para mí.

—Brynne, no me hagas esto. —Trago saliva con esfuerzo. Está malditamente sexy—. No quiero hacerte daño.

—Nunca me harías daño. —Se acerca a mi rostro lentamente y planta con sus delicados y esponjosos labios un beso tierno en los míos, pero no lo puedo aguantar más y la agarro con brusquedad de la cintura atrayéndola a mi cuerpo y estrujándola. Le devoro la boca y ella suelta leves gemidos que me enloquecen.

 Le devoro la boca y ella suelta leves gemidos que me enloquecen

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

15/06/2019

¡Buenas a todos y todas! Estamos llegando a 100k, lo espero con ansias. ¡Todo gracias a vosotros! Os quiero. ❤️

Mi Lobo Posesivo  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora