Capítulo 40

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Nuestra magia

Narra Brynne

Después del casi infarto que me provocó Ethan, estuvimos preparando la cena. Discutimos un poco porque no nos poníamos de acuerdo, yo quería espaguetis o lasaña pero él decía que mejor una asquerosa ensalada o algo saludable. En estos momentos le fulmino con la mirada desde la silla.

—Te dije que no ganarías a las miradas sin risa. —Me mira de lado Ethan con una media sonrisa. Cabrón.

—¡No es justo! Pusiste una cara súper chistosa, ¿cómo no iba a reírme? Nunca te he visto poner caras y menos como esa. —Digo medio enojada y riéndome.

—Lo sé, por eso quise ponerla. —Se ríe y yo hincho mis mofletes. Estas discusiones sí son agradables y bonitas. Me gusta el nuevo Ethan y me gusta mucho.

—Ya estoy terminando con la ensalada, le he añadido un poco de salsa especial de Ethan para que te guste más. —Se acerca con el cuenco grande y con una sonrisa muy ámplia.

Empezamos a comer y he de decir que está exquisito, tal vez merezca comer esto después de todo. Ethan me mira con una sonrisa burlona y yo le giro la cara cerrando los ojos, abro uno y lo veo con el iPhone sacándome una foto, yo me pongo en alerta y me tapo la cara con las manos.

—¡Fotos no! —Le grito intentando cubrirme lo máximo posible.

—Vale vale, ya guardé el móvil, tranquila. —Se está hartando de reír que hasta le cuesta hablar.

—Idiota... —Le susurro con una risa y me quito las manos de la cara—. Ya hemos terminado de comer y me muero de sueño, la verdad. —Finalizo con un bostezo.

—Sí, es hora de que vayas a dormir, ha sido un día largo. Te he dejado las bolsas para que coloques la ropa en el clóset de nuestra habitación. —Le miro con el ceño fruncido—. No siempre voy a ser un caballero, además dijiste que querías trabajar, empieza con tu ropa, chica adicta al consumo. —Se encoge de hombres y recoge el cuenco y los vasos con una sonrisa.

—Me la has jugado. —Salgo de la cocina.

Voy subiendo las escaleras para toparme con Nano. ¡Me he olvidado de ti por tanto tiempo! Le digo cogiéndolo en brazos.

—Mi Nanito, lo siento pequeñito. —Le hago pucheros y acaricio su cabezita con mi mejilla—. Vamos juntos a ordenar todo mi gatito.

Sigo por el pasillo con Nano entre mis brazos, me he olvidado por completo de él en todos estos días. Tantas cosas nuevas y aterradoras me han sucedido que no sé cómo me acuerdo de quien soy.

Me meto en la habitación y no veo ninguna bolsa por la habitación, arqueo una ceja y veo como las luces se van atenuando hasta quedar casi a oscuras, puedo notar velas por toda la habitación, que antes no me di cuenta. Me acerco a la cama y hay muchos pétalos en ella formando un corazón rojo y rosa, junto con un ramo de rosas de los mismos colores que los pétalos. Suelto a Nano emocionada y me llevo una mano a la boca, con la otra cojo el ramo de rosas y las huelo. Son perfectas.

—¿Te gustan? —Escucho una voz suave y sensual detrás de mí. Me giro y como suponía es Ethan con una sonrisa ¿tímida?

No puedo evitar la emoción y lágrimas caen por mis ojos, voy hacia él y le abrazo lo más fuerte que puedo teniendo cuidado con el ramo de rosas. Ethan también me abraza y esconde su cabeza en mi cuello.

—Creo que te tenía que dar una disculpa más decente y romántica. —Me susurra al oído Ethan—. Pero no quería hacerte llorar, nena. —Me besa en el cuello con delicadeza.

—Lloro de felicidad. —Digo entre llanto—. Soy muy feliz, Ethan. Contigo lo soy. —Lloro en su hombro y él me abraza más fuerte.

—Yo también soy feliz, muy feliz contigo, mi querida Brynne. —Me susurra y me quita las lágrimas con sus pulgares—. Eres hermosa, no deberías llorar. —Finaliza dándome un beso lento y suave—. ¿Sigues teniendo sueño? —Me pregunta ahora con tono seductor.

—Parece que ya no. —Le sonrío también seductora para que sepa que no es el único que sabe jugar.

—Me parece perfecto señorita Bennet. —Coge el ramo que tenía en la mano y lo lleva a una mesita—. Hagamos de esto una noche mágica. —Me besa apasionadamente y me lleva poco a poco hacia la cama a donde me tumba con cuidado y deposita besos por mi cara con lentitud— No sabía lo que era la perfección hasta que te tuve, Brynne.

Me quita con cuidado la sudadera con despacio y me la lleva por encima de la cabeza, tirándola lejos. Estamos encima de los pétalos. Antes de seguir Ethan coge las velas de nuestro alrededor y las pone en el suelo y en la mesita de noche. Una vez que finaliza de poner en algún lugar seguro la velas, vuelve a mí dándome otro beso lento en los labios, me los lame con cuidado.

Va bajando por mi cuello con calma, saboreando cada parte de mí. Llega a mi ombligo que se detiene y de la nada saca un vino que por la oscuridad no puedo ver cuál es y echa una chorrito de vino en mi ombligo lo que hace que me remueva un poco por el tacto frío.

—No te muevas, nena. —Me susurra—. Sino se va a derramar por la cama.

Intento estar quieta mientras que Ethan bebe el vino que ha echado en mi ombligo. Me acerca la botella a la boca y abro para que me introduzca el líquido, cae por mi boca y lo saboreo, es dulce y está muy bueno.

Ethan deja el vino en la mesita junto algunas velas y prosigue con su tortura de besos. Esta vez llega hasta mis leggins y me los baja junto con las braguitas, quedándome expuesta entera ante él.

Ethan se levanta y se quita la ropa rápidamente, vuelve hasta a mí y me da un beso suave pero con deseo intenso.

Enrosco mis piernas alrededor de su cintura y por mis manos en su cabello acariciándolo. Ethan se pega poco a poco a mí y pone la punta de su miembro en mi entrada. Lo va introduciendo despacio y yo me retuerzo debajo suya.

Vamos besándonos cada vez más frenéticos y Ethan empieza a moverse cada vez más, hasta consumirnos y entregarnos a ambos.

Y así surgió la magia en la noche antes del infierno. Donde todo cambiaría, donde tal vez ya no seamos lo mismo nunca más.

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03/06/2018

¡Capítulo sorpresa!🙈
Lo que se hace para no estudiar.😂

Mi Lobo Posesivo  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora