62- Sucia, asquerosa, repulsiva...

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Ahogué un suspiro de resignación cuando comenzó a desvestirme e hice lo mismo con el.

Se separó de mis labios para besarme el cuello y bajo por todo mi cuerpo, yo solo podía sacar pequeños gemidos fingidos y evitar el impulso de apartarlo de un golpe.

Me tocaba y yo traba de tocarlo lo mas mínimo. Seguía sintiéndome un asco al acostarme con el, pero no podía hacer nada.

Siguió besándome y subió a mis labios, seguí su beso y sentí como se hundía dentro mío, esta vez, lento. Me penetraba mientras me abrazada y soltaba gruñidos de placer, enterró su cara en mi cuello mientras lo hacía , yo miraba el techo esperando a que se corriera y me dejara dormir, dejaba pequeños besos en mi cuello y despues de un rato sus embestidas se hicieron mas rapidas, anunciando que estaba a punto de llegar al orgasmo.

Y lo hizo, se vació dentro de mi, su piel sudorosa y satisfecho porque yo lo había dejado . se tumbó boca arriba en la cama y me acostó en su pecho, yo, completamente asqueada, incapaz de moverme , me dormí ahí.

Entonces como una idiota enamorada volví a comparar cada rasgo de Alonso con el de Max, diciéndome que mi novio era mil veces mejor que mi "esposo" .

A la mañana siguiente me levanté primero que Max y me di una ducha rápida, al salir me vestí con unos jeans y una blusa gris olgada que dejaba al descubierto mi hombro, salí haciéndome una coleta en el pelo y al ver a Max dormido salí del cuarto hacia la cocina, si, me sentía horrible, asquerosa, sucia, Dios mio sentía que no me soportaba a mi misma pero realmente era lo único Que me quedaba de cordura, yo misma. Yo misma me daba ánimos e ilusiones para salir de aquí y me decía que volvería a ver a Alonso y toda Esta mierda pasaría y nadie podría volver a hacerme daño porque el me protegería, pero ¿como vas a proteger a alguien que te esta protegiendo?

Yo sabía que con el estaba a salvo, pues su presencia tenía ese efecto en mi, ese sentimiento que te dice, que si el está cerca no tienes nada que temer.

Le dí de comer a Scott y me puse a hacer el desayuno. Estaba sirviendolo cuando Max me abrazó por detrás y dejó un beso en mi hombro desnudo, subiendo sus besos lentos hasta debajo de mi oreja, yo me quedé quieta hasta que me soltó y dejé los platos en la mesa, me sentía tan asqueada y repulsiva conmigo misma, tienes esa sensación de ser inservible y cada cosa que haces solo roba espacio en la vida, solo una vez me había sentido tan despreciada como ahora, pero aumentarle el asco a ese sentimiento lo empeoraba todo, solo habían dos personas en el mundo que entendían como me sentía, porque conocían mi historia y una de ellas.....ya no estaba viva. Y de la otra me habían separado.

Cuando Max se sentó a desayunar hize lo mismo, solo que me senté del otro lado de la mesa, comimos en silencio, pero era consciente de las caricias en mi pierna bajo la mesa, causadas por su pie.

Cuando terminé me levanté, recogí nuestros platos y los lavé, me sequé las manos en la toalla colgada en la estufa, me estaba convirtiendo en una esposa de casa, sirviéndole a su marido y quedándose en casa , sola, todo el día asegurándose que todo este perfecto para cuando llegue, limpiando toda la casa aun sabiendo que el inepto de su esposo no lo notará, sentirse importante con tan solo una mirada dirigida hacia ellas, preocupándose por el y hacer todo lo que el diga y mande para al último descubrir la grata y esperada sorpresa que se acuesta con su secretaria y callar porque es lo único bueno que tienen en la vida, todo por amor, la única diferencia es que esas mujeres están ciegamente enamoradas...y yo no lo estoy, asi que seré incluso mas infeliz que ellas.

Al voltearme Max estaba parado enfrente mío, levanté la mirada hacia el.

- Debo irme -acarició mi mandíbula- que tengas un buen día.

Atracción Peligrosa (A.V.) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora