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-Te amo.

-Yo también te amo.

Me acerque a Alonso, que estaba sentado en lo alto de uno de mis muebles, ya habíamos acabado de guardar todas mis cosas y la mudanza estaría mañana. Había pasado ya tres semanas desde que decidimos mudarnos a Monterrey, mis padres habían conseguido una bonita casa no muy distinta a esta y Alonso un departamento de buen tamaño a dos cuadras. Hoy mismo había recibido su licenciatura en psicología y estaba de un perfecto humor, hoy le encantaba decirme cuanto me amaba y yo le respondia de la misma manera.

Le di un beso en los labios mientras acariciaba con suavidad su nuca, me puse de puntillas, pues el mueble donde estaba sentado lo hacía muy alto, Alonso sonrió entre el beso y tomo mi mejilla.

-Jos Canela, me haces la persona mas feliz del mundo -murmuró sonriendo, me encantaba la manera en la que me decía todas estas cosas lindas.

-Alonso Villalpando, siempre seras la persona que ilumine mis días -murmure ahora, el nuevamente sonrió y me dio un casto beso en los labios.

-Una vez le dije a alguien que dos personas hechas de oscuridad no podían estar juntos porque siempre buscarían un rayo de luz, tu, Jos, siempre has sido y serás mi rayo de luz -me dijo mientras se bajaba del mueble y quedaba a mi altura, nos tomamos de las manos y sonreímos, el se inclino sobre mi y me beso lentamente, a este paso, nos encantaba besarnos sin ningún motivo, nos gustaba hacerlo porque sabíamos lo que era creer que no volvería a pasar.

(Foto)

-Chicos, la comida esta lista.

Apenas la voz de mi madre se escuchó desde la puerta, Alonso dio un saltito hacia atrás. Mi madre aun le imponía más de lo que quería admitir. Reí un poco.

-Claro má, en un momento bajamos -dije sonriendole, ella hizo lo mismo antes de salir de mi habitación, reí aun mas ante la expresión de Alonso.

-No puedo evitarlo, siento que un día me va a echar de aquí -se excusó riendo suavemente, lo que hizo que soltara una carcajada. A mi novio de repente se le podía oír un suave acento ruso, pero al ser algo que casi no le gustaba no se lo recordaba, aunque a mi me recordaba al chico que conocí por primera vez y honestamente me gustaba escuchar su voz con aquel acento.

-Para nada -le di un casto beso y tome su mano, dispuesto a llevarlo casi a rastras pero me jalo hacia el, pegando nuestros cuerpos, y entonces me tenía abrazado con fuerza.

En mi cabeza llegaron rápidamente las imágenes de la noche de graduación y no pude evitar estremecerme, sin embargo, el cálido abrazo que Alonso me daba acababa con todo eso.

-¿Que sucede? -pregunte cuando sentí como escondía la cabeza en el hueco de mi cuello, intente separarme de él pero me tomo con más fuerza. Entonces paso, sentí como sus hombros se sacudían con ligereza, sus manos se aferraban a mi y sus labios dejaban escapar suaves sollozos al compás de su respiración-. Alonso ¿Que pasa?

-Lo siento Jos, en serio lo siento -murmuró contra mi cuello, de nuevo luche para separarnos pero el se negaba-. Perdóname por ponerme así yo solo... Aveces creo que no te merezco... Y es que no te merezco.

Su voz se quebró y sus sollozos subieron de intensidad. Me dolía bastante verlo así, tecnicamente por mi culpa. Una vez más trate de separarnos, porque necesitaba verlo a los ojos y calmarlo, pero parecía que el se aferraba más a mi.

-Jos, lo siento tanto, no deberías pasar por esto. Todo es mi culpa.

Por fin, pude separarme de el, ya que su presión había aminorado, tome su cara entre mis manos, mirándolo directamente a los ojos, el tomo mis muñecas, apretandolas levemente.

Secretos Letales //Jalonso Villalnela//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora