Capítulo 11

7 0 0
                                    


-Te ves mucho mejor así, sonriendo, no deprimida como estabas.

Se miraban directo a los ojos mientras Dylan seguía hablando.

-Lo que no me gusta es ver a una chica deprimida, y menos si es por un hombre.

Sarah no decía nada, sólo lo escuchaba y observaba el sonido que provocaban sus labios al juntarse.
El brillo que tenían sus ojos, y la sonrisa que dejaba a la vista de vez en cuando su perfecta dentadura.

El silencio los invadió, pero sólo con la mirada parecía que mil palabras se decían.

Una idea algo loca pasó por la cabeza de Dylan.
Lentamente se fue acercando más a la castaña, impulso que ella también tuvo el cual era acercarse a él.

La idea de besar esos hermosos labios color rojo lo volvían loco.
Trató de acercarse mucho más a la chica, el impulso funcionaba por sí solo.
Las ganas de querer sentir el sabor de sus labios, le fue interrumpido por el celular de Sarah que comenzó a sonar.

Un poco asustada por el repentino sonido, sacó su celular del bolsillo. Al mismo tiempo que Dylan se alejaba y pasaba la mano por su cabello, nervioso.

Sarah vio su celular y era Rebecca.

-¿Hola? -se volteó a ver a Dylan.

Este le sonrió y ella también.
Luego cambió la dirección de su mirada.

-Sarah -dijeron de la otra línea.

-Si, ¿Qué pasa? -hablaba nerviosa.

-¿Te encuentras bien?

-Claro, ¿Por qué no lo estaría?

-No lo sé, te escuchas extraña.

-Nada, es que hablé con Daniel.

-Oh, ¿Eso te puso mal?

Usó esa excusa para salvarse.

-Probablemente sea eso.

-Bueno, quería decirte algo, más bien hablar contigo, pero mejor hablamos mañana.

-Bien, como digas.

-Okay, nos vemos. Adiós.

-Adiós.

Terminó la llamada y volteo mirando a Dylan quien la estaba mirando.
Sonrió y este le respondió de la misma manera.

-¿Era él?

-No, era Rebecca.

-Ah, creí que...

-Sí, me imaginé que creerías que era él.

-Sí.

El silencio comenzaba a invadirlos, un silencio incomodo.

-Bueno yo... -comenzó a hablar la chica- Ya es tarde y... -trataba de hablar pero estaba muy nerviosa.

-Claro, tienes razón.

-Sí, bueno, entonces adiós.

-Bien, adiós.

La castaña caminó hasta el ventanal para entrar.

-Sarah -interrumpió la acción que estaba por hacer la chica.

-¿Si?

-¿Seguirás mi consejo?

-Claro, -sonrió- lo intentaré.

-Okay -sonrió.

La chica desapareció de la vista de Dylan.
Se pasó la mano por su cabello despeinándolo y luego bajó por su nuca.

Futuro Incierto. Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora