Capítulo 36

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-No me tardaré nada.

-Eso espero porque ya son las cuatro cincuenta y se suponía que...

Giró a ver el reloj colgado en la pared de la sala de Sarah y luego volver rápidamente la vista a la habitación de la chica cuando escuchó unos pasos provenientes de allí.
Se quedó en completo silencio y con la boca entre abierta cuando la vio aparecer por el umbral de la puerta.

-¿Qué tal me veo? -preguntó tímida.

Dylan movía la boca sin emitir sonido alguno.
¿En verdad le había hecho esa pregunta? ¿Era necesario que él se la respondiera? Ya que lo que estaba pensando en ese momento, no se atrevería a decirlo además que no era un pensamiento ni comentario muy "sano", era algo más bien pervertido.

-¿Y bien? -dijo la castaña al no obtener respuesta alguna de el chico, y sólo recibir la mirada pervertida de él que comenzaba a incomodarle.

-Te ves hermosa.

Ella rió tímida y se acercó a Dylan.

-¿Tú crees?

-No lo creo, te lo aseguro -sonrió coqueto.

-Gracias -sonrió- se me hace tarde, debo irme.

-¿Quieres que te vaya a dejar? ¿O Daniel pasará por ti?

-No, no pasará por mí. Y si pudieras llevarme estaría muy agradecida -volteó sonriendo felizmente.

El chico asintió sin quitarle la mirada de encima.

-Vamos, no te quedes allí.

-Oh claro -sonrió y caminó hasta la puerta.

Estuvieron cerca de veinte minutos para llegar hasta la casa de los padres de la castaña.
Dylan aparcó el auto a un par de casas lejos ya que no podían ver que Sarah llegaba en otro auto, con otro hombre que no fuera Daniel.

-Daniel ya debe estar por llegar. Por cierto, gracias por traerme.

-No es nada, ¿Luego quieres que venga por ti?

-Claro -sonrió- si no te molesta.

-No, no me molesta para nada -sonrió.

-Bien, entonces te llamo.

-Okay.

-Adiós -se acercó y besó tiernamente la mejilla de Dylan.

-Adiós, cuídate.

Sarah salió del auto y cerró la puerta mirando a Dylan a través de la ventanilla, para sonreírse mutuamente.

-¡Esperaré tu llamado!

Ella le guiñó el ojo en señal de afirmación y caminó hasta la casa de sus padres pero no entró, se quedó en el jardín delantero de la casa para esperar a que su "novio" llegara.
Debía esperarlo, ya que se supone que está todo bien entre ellos y que llegaron juntos, no por separado.
Miró el reloj de su muñeca.
Ya eran las cinco de la tarde y Daniel aún no llegaba.

La chica constantemente lo llamaba a su celular, pero él no contestaba.
La paciencia se le estaba acabando, ya estaba harta de los compromisos a los que Daniel prometía asistir y no llegaba o bien llegaba más tarde. Odiaba lo irresponsable que era.
Mientras maldecía una y otra vez a Daniel en su mente, al fin vio llegar el auto gris del chico.
Un suspiro de alivio se le escapó entre los labios.
Con los brazos cruzados y la mirada fija y seria en el auto dio a entender que no estaba muy contenta, si no más bien enfadada.

El chico aparcó el auto a un lado de la casa y bajó rápidamente, se acercó a Sarah para saludarla con un beso pero esta se lo negó y corrió su rostro a un lado.

Futuro Incierto. Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora