Capítulo 3

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Eran las diez y treinta y ya habían comenzado a beber.

-Hey -dijo Aaron llamando la atención de Dylan y Logan- miren allá.

Los chicos voltearon disimuladamente para poder mirar a las dos castañas y a una rubia que estaban sentadas a un par de asientos de ellos.

-Pero qué mujeres -dijo Logan.

Dylan solo rió.

-Comenzamos bien la noche -añadió Dylan.

Los chicos sonrieron.

-Y bien, ¿Qué haremos? -pregunta Aaron.

-¿Con qué? -dice Logan.

Aaron hace una seña con la cabeza señalando a las chicas que estaban cerca.

-Dejemos que el conquistador profesional lo haga -comenta Aaron.

Dylan sonríe al notar que se refieren a él.

-Bien, bien, si ustedes lo piden -ríe.

-Espero que lo logres -dice Logan.

-Claro que lo lograré ¿Alguna vez he fallado? -dice triunfante.

Dylan se levanta de la mesa.

-¡Hanna! -grita llamando la atención de la mesera, que por cierto, era amiga de los chicos.

-Necesito que me prestes una libreta para hacer los pedidos de las mesas.

-¿Para qué? -pregunta ella confundida.

-Por favor es para algo importante -le señalo disimuladamente a las chicas.

-Te la devolveré, lo prometo.

-Dylan -piensa cómo decir lo qur está en su mente- ¿Cuándo dejarás de coquetear con todas las chicas que veas?

-Vamos, por favor, no tardare más de cinco minutos.

-Está bien.

Le entregó una libreta junto con un lápiz.

-Gracias, eres la mejor -sonrió.

Tomó todo en sus manos. Pasó cerca de la mesa donde estaban los chicos.

-Observen y aprendan -dijo.

Caminó hasta la mesa de las chicas.

-Buenas noches bellas damas, ¿Qué van a querer? -Sonríe coqueto.

Esa era una de sus ventajas, su sonrisa, su gran y reluciente sonrisa.
Luego estaba su mirada, una mirada que lograba derretir a cualquier mujer que lo observara directo a esos ojos color café.
Además de que es bastante guapo.

-Somos nuevas aquí -sonríe la rubia- es la primera vez que venimos a este pub, y no sabemos qué clase de tragos dan en este lugar -vuelve a sonreír, pero esta vez coquetamente.

-Son unos tragos excelentes, como ustedes. -les guiña el ojo.

Las chicas rieron nerviosas por las palabras del susodicho.
Les estaba coqueteando y ellas estaban cayendo en el juego.

-Te creo -comenta una de las castañas- basta con mirarte para saber que son excelentes los de aquí -sonríe.

Dylan rió nervioso. Las chicas ya habían caído en el juego.

-Y bien, ¿Qué les traigo?

-Tráenos tres de los mejores que tengas.

-Bien, tres de los mejores - sonríe- enseguida se los traigo.

Futuro Incierto. Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora