Capítulo 18

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Dylan rió y miró atentamente a Sarah.

-¿No recuerdas nada de anoche?

-Recuerdo un par de cosas pero lo último que recuerdo claramente es cuando llegó Selena para hablar contigo y yo me fui al mini bar para beber un poco.

-¿No recuerdas cuando te lleve a tu apartamento?

-No, no lo recuerdo.

En ese momento a Dylan lo invadieron dos sentimientos.
La desilusión y la tranquilidad.

La desilusión, porque la chica no recordaba lo que había dicho y la duda lo invadía, saber si lo que había dicho era real o no.
Y la tranquilidad, porque la chica no recordaba que estuvieron a punto de besarse, así que le era más fácil poder estar en ese momento charlando con ella. Sin que estuviera tan nervioso o con vergüenza.

-¿Por qué preguntas? ¿Dije algo inapropiado cuando me trajiste? Porque si fue así, realmente disculpa, no sabía.

-¡No! -la interrumpió- no te preocupes, no dijiste nada inapropiado -mintió.

-Qué bien.

Dylan había preferido mentirle y dejar como si nada hubiera pasado.

La chica le sonrió logrando que Dylan también sonriera.

-Ganaste la apuesta -habló ella.

-¿De verdad?

-Sí. No lo llamé por un día y al día siguiente estuvo llamándome todo el tiempo, enviándome mensajes y cosas así.

-Genial, conservé mi apartamento, no lo quemarás.

Sarah rompió en carcajadas. Una risa que fue muy contagiosa haciendo que Dylan también riera con ella.

-Entonces -dijo una vez calmada- lavaré tu ropa.

-¿Por un mes?

-Por un mes -respondió segura.

-¿Lo harás?

-Claro -sonrió- es una apuesta, yo perdí y tú ganaste, debo cumplir con lo acordado.

Pasaron exactamente tres semanas desde ese día.
Sarah lavó la ropa de Dylan sin problema alguno.

Pero además de lavar la ropa, en esas semanas Dylan y Sarah se habían acercado mucho más. Y como no hacerlo, si Sarah lavaba la ropa de él en la pequeña lavadora que estaba en el apartamento del chico. Pasaba casi toda la tarde en ese apartamento.
Hablaban todo el tiempo, reían cada vez que estaban juntos. Su relación estaba yendo tan bien que hasta se había distanciado un poco de Daniel.
Ya no lo llamaba tan seguido, no le importaba tanto si él no se podía juntar o ir a verla.
Se divertía con Dylan. Él la hacía sentir especial, mucho más de lo que Daniel lo hacía.
Tan así que Sarah se confundía. Pensaba más en Dylan que en su propio novio.

Pero no todo puede ir tan bien, o si no, no sería novela las cosas empeoraron de la nada.
Cuando alguien se enoja y tiene mucha rabia, es común decir cosas que no debiste decir, y sólo lo hiciste por la ira que se apropia de ti. Es común insultar y hacer sentir mal a la persona que no debía merecer toda tu ira. Y como siempre, uno se arrepiente.

Era un fin de semana común, exactamente era el día domingo.
Sarah terminaba de lavar la ropa de Dylan. Metió por último los pantalones a la pequeña lavadora que se encontraba en un rincón del apartamento.
Agregó el detergente y se encaminó hasta el balcón a recoger la ropa que estaba tendida, seca y limpia.

Mientras la chica hacia esto, Dylan se había terminado de dar un baño. Se vistió con unos jeans, pero antes de colocarse la camisa notó que algo le faltaba en su jeans.
Buscó por toda su habitación su celular, su preciado Iphone.
No logró encontrarlo y eso hizo que comenzara a desesperarse.
Recordaba y recordaba dónde lo había dejado la última vez.

Futuro Incierto. Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora