Princesa || h.s

•8•

—¿Quién era ese chico? —preguntó Javier a mis espaldas mientras yo observaba como Styles se alejaba lentamente de la casa.

—Nadie. —Lo miré. Él estaba con una sonrisa—. En serio, no es nadie.

—Bien, si así lo dices. —Reí por lo bajo—. Javier...

—¿Sí, querida?

—He observado que hay una rama que está tocando el cable del teléfono, deberías ir a verlo.

—Sí, será mejor que lo vea ahora si no quiero quedarme sin línea.

Javier rió y caminó hacia el patio trasero.

Era mi momento. Me acerqué hasta la mesa donde Javier tenía su teléfono. Lo agarré y rogué que no tuviera contraseña. Mis plegarias fueron escuchadas. Toqué la pantalla rápidamente y busqué alguna manera de encontrar el número de Erick. Había una carpeta donde decía la palabra: contactos.

Intentaba estar bien concentrada en no tocar nada incorrecto.

Varios nombres aparecieron en lista. Escribí como pude el nombre Erick y me apareció rápidamente: Erick hijo. Agarré un papel de mi mochila y un lápiz. Anoté el número que aparecía y dejé el celular en la posición que estaba cuando lo encontré. Guardé todo en la mochila y subí las escaleras hasta mi cuarto. Tenía que llamarlo lo antes posible.

Saqué mi móvil y marqué el número que había anotado. Tomé aire y lo llame. Un sonido que me desesperaba se hacia escuchar.

—¿Hola?

—¡Hola! ¿Erick? —pregunté.

—No, su esposa. —Abrí mis ojos—. ¿Quién habla?

—Me llamo Ariane, necesitaría hablar con su esposo.

—No se encuentra ahora.

¿Cómo? Pero si estaba hablando desde su celular.

—Por favor, es importante.

—Te he dicho que no se encuentra. Ahora está ocupado.

—Por favor, en serio. Es sobre sus padres.

Cerré mi ojos esperando una respuesta positiva.

—¿Le pasó algo a Javier y Margot?

Se escuchaba desesperada ahora.

—No aún.

—¿Cómo?

—Por favor, ¿Me pasaría con Erick?

La mujer no contestó, parecía dudarlo.

—¡Erick!

Sonreí inconscientemente al haberlo logrado.

—¿Hola? —Escuché la misma misma voz varonil que ayer—. ¿Quién habla?

—Soy Ariane.

—¿Qué deseas?

—Que vengas a Holmes Chapel para navidad —solté sin más.

—¿Perdón?

Parecía no entender nada.

—Soy Ariane y vine de intercambio a vivir en la casa de tus padres. —Suspiré—. Estuve presente ayer durante la llamada. —Esta vez el que suspiró fue Erick—. Tus padres se han puesto muy mal.

—¿Ellos te pidieron que llamaras?

—¿Qué? ¡No! Jamás me pedirían eso. 

—Bueno, lamento no poder ayudarte a lograr tu buena acción del día ¿sí? Pero si has escuchado como me lo acabas de decir, dije claramente que tengo mucho trabajo en mi empresa.