El fuerte ruido de la puerta hizo que abriera sus ojos. El dolor de su cabeza se hacía insoportable. El cuerpo le dolía y por un instante sintió que tenía miles de kilos encima suyo. Se movió un poco y pudo entender, luego de segundos, que se encontraba en la habitación de Harry. Las luces estaban apagadas, pero la fuerte música se seguía escuchando.
Se notaba tanto que no sabía beber, que tan solo tres botellas pequeñas de cerveza la habían hecho reventar. Buscó sus zapatos por la habitación y se los colocó.
Abrió la puerta y apenas la música se escuchó con más intensidad cerró los ojos con fuerza. ¿Cuánto tiempo habría dormido? No lo sabía.
Bajó las escaleras como pudo, entre la multitud divisó a la persona que más ganas tenía de ver.
Se sintió tan mal al verlo y recordar lo que tiempo atrás había pasado en esa habitación.
Por cierto motivo se sentía una basura, tanto por Miles como por Zoë. Se sentía la persona más desleal del mundo.
"A veces debes pensar en ti y en lo que te hace feliz. No busques la felicidad de otros si aún no has encontrado la tuya."
Aquellas palabras que Eliot le había dicho pasaron por su mente. Le era imposible no pensar en los demás. Su familia se lo habían inculcado desde pequeña. Si ella debía gobernar el reino, tenía que estar dispuesta a escuchar y complacer a su población y aunque sus amigos no fueran habitantes de su reino, eran personas a la que Ariane necesitaba en su vida.
Miles comenzaba a caminar hacia la cocina. Ariane, en un rápido movimiento, lo siguió detrás. Necesitaba hablar con él y aclararle las cosas.
Al llegar a la cocina vio la puerta trasera cerrarse. Miles estaba por irse y, por la forma en cerrar la puerta, de una manera muy enfadada.
—¡Miles! ¡Espera! —Ariane corrió tras él. Miles lentamente se dio la vuelta—. Necesito hablar contigo.
La mirada seria e inexpresiva del castaño le produjo una sensación escalofriante.
Por un instante se puso a comparar las sensaciones que sentía con Miles y las que sentía con Harry.
Claro que con Miles apreciaba las cosas con el doble de intensidad. Todo siempre de una manera más fuerte y rápida, pero con Harry era diferente. Con Harry llegaba a disfrutar del momento. Venían los sucesos con calma y pasaban lentamente haciendo que Ariane lograra entender qué era lo que sucedía en su cabeza, en el mundo, en el cuerpo de su pareja. Con Miles nunca entendía qué era lo que sentía o pensaba, simplemente lo dejaba pasar y eso no lo podía permitir.
Ella era una persona calculadora y fría en cientos de momentos. Tenía que estar todo a su manera y a su forma. Ariane necesitaba saber qué pasaba con ella en cada momento y con Miles no lo lograba y eso la frustraba, más que cualquier cosa.
Pero con Harry, se sentía la persona más segura del universo, tenía claro en cada segundo que era lo que necesitaba en su vida y eso la aterraba. Con él sentía que debía quedarse en Holmes Chapel, que tenía que quedarse con él y que Newport se viniera abajo. Le asustaba que Harry cambiara sus planes.
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