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Miles venía caminando hacia mi, con una media sonrisa en su rostro y anteojos de sol. En su espalda había una guitarra, y por un momento pensé en lo lindo que se veía, pero saqué esa idea de mi mente cuando observé a todas las chicas mirándolo con una sonrisa en su cara y a los hombres con un cierto aire de recelo.

 En su espalda había una guitarra, y por un momento pensé en lo lindo que se veía, pero saqué esa idea de mi mente cuando observé a todas las chicas mirándolo con una sonrisa en su cara y a los hombres con un cierto aire de recelo

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—Hola, Ari. 

—Hola. 

Noté mis mejillas encenderse ante las miradas de todas las personas que se encontraban en el patio del instituto.

—¿Has visto a Zoë? —preguntó mientras se sentaba a mi lado y sacaba la guitarra de su espalda para colocarla en su regazo. Negué lentamente—. Que raro... Hola, Nataly —saludó con una sonrisa a la rubia.

—Hola, Miles —saludó también—. Llámame Nata. —El chico asintió—. ¿Quién es Zoë?

—Una amiga de Miles. —Nata comprendió—. ¿Llegaste recién?

—Oh, no. Ésta mañana —dijo mientras observaba a su alrededor con una sonrisa. Parecía que le agradaba el hecho de que todos lo estuvieran mirando, pero a mi me estaba comenzando a incomodar—. Pero me anoté temprano en los talleres y el chico de ahí me preguntó qué sabía hacer. —Ahora giró su cabeza hacia nosotras—. Le dije que sabía tocar la guitarra y me pidió que le mostrara.

—¿Y? 

—Genial, pero no me siento cómodo tocando otra guitarra si no es la mía, así que pedí si podía ir a buscar mi guitarra y aquí está. 

Palmeó su instrumento.

—Eso es genial —dije efusiva. 

—Lo es. 

—Ariane, debemos ir a anotarnos —dijo Nata mientras observaba el horario es su teléfono—. Nos quedan media hora y no quiero hacer todo a último momento.

—Está bien. —Asentí y nos levantamos del cantero—. ¿Vienes? —le pregunté a Miles.

—No lo creo, debo buscar a Zoë.

—Bien, cualquier cosa nos dices.

—Bien.

👑👑👑 

Nata y yo nos anotamos en el taller de fotografía, y tal como ella lo había dicho, antes de nosotras había dos personas más anotadas.

Nos dijeron que las fechas del taller serían todos los días, pero que no tomarían mucho tiempo. Ester, una chica pelirroja y pequeña de estatura, nos llevó hasta la habitación donde serían las reuniones del taller.

—Y aquí nos reuniremos para organizar las tareas de la semana, hablar, etcétera. —Indicó con una gran sonrisa, era muy simpática—. Y aquí, revelaremos las imágenes que saquen. —Nos guió hasta otra habitación. Era muy oscura. Tocó un interruptor y una pequeña luz roja iluminó aquella habitación—. Es grande ya que pensaron que muchos estudiantes se anotarían —dijo con un deje de tristeza—. Pero estamos muy alegres de que se una una nueva alumna. —Me sonrió y salimos de la habitación—. Las espero mañana —dijo una vez en el pasillo y se alejó.

Princesa || h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora