Princesa || h.s

•29•

La noche había sido bastante divertida entre chistes y conversaciones animadas. Robert sabía cocinar muy bien y se notaba la felicidad que tenía al tener que cuidar a dos adolescentes. Remarcó más de una vez lo orgulloso que estaba de su nieto por estar disfrutando de la música y que le pagaran por su talento. 

Zoë no paraba de mirar su teléfono y cuando fueron las doce se fue de la habitación diciendo que debía ir al baño. Sabía que estaba esperando el primero de febrero con ansias por el cumpleaños de Harry. Un poco a escondidas le mandé un mensaje.

  Yo: Empieza el día de la mejor manera que seguro tendrás tu regalo a la tarde. Feliz cumpleaños. 

Harry: Estoy ansioso. Gracias.

—¿Con quién hablas? —preguntó Miles.

—Con Harry. —Asintió—. Es su cumpleaños.

—Ahora entiendo qué fue a hacer Zoë. —Reí—. ¿Vamos afuera?

—Bien.

Ambos nos levantamos de la mesa.

—Ariane. —Me llamó Javier provocando que lo mirara—. En cinco minutos nos vamos.

Asentí y salí al porche junto a Miles.

—Que noche fría, deseo el verano.

—Y cuando llegue el verano, desearás el invierno.

Miles se sacó su chaqueta y la colocó encima de mis hombros.

—No, te morirás de frío.

Intenté sacarme el abrigo, pero él no me lo permitió. 

—Si moriré al menos sé que lo hice siendo un caballero. —Reímos—. Ariane...

—Dime.

—¿Por qué le dices a todos que eres de la familia Hutson? Porque tú vienes de intercambio ¿No? —Mis ojos se abrieron rápidamente—. Y no me mientas, dime la verdad.

—Miles... Yo...

Las palabras no salían. Tenía el corazón latiendo a mil por hora. ¿Por qué esto debía pasarme a mi? ¿Qué estaba haciendo mal? 'Todo' Dijo una voz en mi cabeza.

—Por favor, quiero saber la verdad. —Me quedé mirándolo estática—. Te vi anotada en el colegio y te ponen como Ariane Hutson cuando tú no eres una Hutson.

—No sé... Porque...

—Dime la verdad.

—No puedo. —Negué. Sus ojos marrones no me permitían mentir, no me permitían mentirle a Miles—. No me presiones, porque no puedo contarte. 

—¿Por qué? 

—Miles, por favor no le digas a nadie lo que sabes, ni a Zoë. —Su expresión era de preocupación—. Hazme ese favor.

—Lo haré.

Se acercó a mi y me regaló un suave abrazo.