Princesa || h.s

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—¡Princesa! ¿Que hace aquí? —dijo la muchacha que me entregaría el pasaje—. Son las doce de la madrugada.

—No grites, por favor. —La muchacha asintió apenada—. ¿Puedes guardar un secreto?

Ella asintió.

—Por mi princesa lo que sea.

—Genial, me voy de viaje unos días —dije mientras golpeaba mis dedos sobre el mostrador nerviosa y ansiosa.

—Pero su coronación es en dos días —dijo observando su reloj.

—Sí... pero regresaré para entonces, son unas minis vacaciones. —Ella no me creyó mucho—. En fin, necesito un pasaje de ida a Holmes Chapel.

—No tenemos vuelo directo hasta allí, princesa —dijo apenada. 

—Ya viajé hasta allí, es imposible eso.

—¿Ya viajó? —preguntó curiosa.

—Necesito ese vuelo —dije evitando su pregunta.

—Lo sé, pero la empresa sólo hace viajes al interior de Inglaterra cada mucho tiempo, no tenemos uno directo a Holmes Chapel.

—Necesito ir a Holmes Chapel —insistí nuevamente como si ella no lo hubiera entendido.

—No puedo hacer nada, lo siento.

—¿Cómo es tu nombre? ¿Clara? —Asintió—. Clara, haz lo que sea, mueve al personal, pilotos, lo que sea, pero necesito viajar hasta Holmes Chapel.

—Si quiere puedo darle uno a Inglaterra que sale dentro de cinco horas y de allí puede tomarse uno a Holmes Chapel.

—¿Y cuándo llegaría allí?

—Pasadas las seis de la tarde de allí más lo que pueda llegar a tardar en haber un avión hasta Holmes Chapel más la hora de viaje.

Negué desesperada. Sería tarde para arreglarme y prepararme.

 —Soy la princesa de Newport, me consigues un vuelo directo a Holmes Chapel y te declaro dama de Newport, serías invitada a todas las fiestas que organiza la reina y estarías en primera fila cuando me coronen.

Sus ojos se iluminaron. No estaba bien chantajear, pero debía llegar a Holmes Chapel lo más pronto posible.

No sabía si lo que había hecho estaba bien, pero había valido la pena. No sólo faltaba apenas una hora para llegar a Holmes Chapel sino que estaba en un avión privado. Le prometí que la declararía dama de Newport a Clara y lo haría, sin duda alguna. Miraba Inglaterra desde arriba. El vuelo partió a la una de la madrugada y si mis matemáticas no fallaban era la una de la tarde en Inglaterra.

Mi mente viajó por los lugares más recónditos e imaginó el momento de encontrarse nuevamente con los Hutson y con Harry. Pensaba en que mi madre ya me estaría buscando desesperada y despidiendo a los guardias por haberme dejado salir. Me apenaba por ellos, pero era por mi bien.

Los nervios aumentaban cuando el capitán me dijo que estábamos por aterrizar. Una vez abajo, ¿A dónde iba? ¿Cómo?

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—¿Acaso siempre estás por el aeropuerto? —le pregunté mientras lo observaba manejar.

—Trabajo de esto, ¿Sabes?

—¿De chofer? —Él meneó la cabeza—. Gracias, por cierto.

Al aparecer nuevamente en el aeropuerto de Holmes Chapel di una vuelta intentando despejar mi mente y planear lo que seguiría.