—Ariane... despierta. —Escuché una dulce voz que me llamaba—. La abuela te llama.
Fui abriendo mis ojos para saber quién estaba llamándome.
—Molly... —dije en un susurro mientras me sentaba en la cama.
Un mareo se hizo presente. El dolor de cabeza se hacía cada vez más fuerte.
—¿Estás bien? —preguntó asustada la pequeña rubia.
—Sí, Molly. —Puse una mano en mi cabeza intentando controlar el dolor sin éxito—. No le digas nada a tu abuela, por favor.
Ella asintió nerviosamente.
—No me gusta mentir.
Sus ojitos parecían humedecerse.
—No, no. —La agarré y la senté en la cama—. No le mentirás, simplemente no le dirás que me siento mal ¿Sí? Dile que bajo enseguida.
La niña asintió y la besé en la frente.
Me dirigí al baño despacio mientras escuchaba como Molly se iba de la habitación. Si Margot se enteraba a la hora que había llegado y en el estado en el me encontraba no me dejaría salir nunca más y eso sería horrible. Las fiestas me encantaban.
Mojé mi cara y me cambié el vestido de la noche anterior ya que parece que no tuve ni tiempo de cambiarme para dormir. Salí de mi habitación al mismo tiempo que lo hacía Emilse. Ella me miró de arriba abajo y una sonrisa burlona salió de sus labios. Ahí supe que ella sabía todo lo que yo quería ocultar. Suspiré y caminé el pasillo para luego bajar las escaleras.
—Buenos días —dije al entrar a la cocina y ver a Tiffany obligando a comer a Dorian.
—Buenos días —dijo la chica rendida—. Dorian ¡Tienes que comer!
—Te gustará, estoy seguro.
Intentó convencerlo George
—¡No me gusta el pescado! —exclamó de la misma manera.
—Dorian —dije sentándome al lado de él—. Si comes el pescado te harás más fuerte. —Él pareció dudarlo, pero seguía sin querer comer—. Es muy rico, en serio.
En realidad a mi no me gustaba el pescado, pero era muy favorable para el organismo y yo a eso lo sabía, entonces lo comía.
—Pero no me gusta.
Cruzó sus brazos y frunció el entrecejo.
—Hagamos una cosa. —Me miró atentamente—. Si comes todo el pescado de tu plato, te daré golosinas.
Parecía encantarle la idea.
—Me gusta tu idea, pero quiero algo más.
—¿Qué? —dije dudosa.
—Salimos al patio a jugar con la nieve.
Este chico sí que sabía apostar.
—Bien. —Asentí y me extendió su dedo meñique—. ¿Me lo prometes por la garrita?
—¿Por qué? —dije riendo.
—Por la garrita, si entrelazas tu dedo meñique con el mío es una promesa que no puedes romper.
Asentí y entrelacé mi dedo con el de él.
—Te lo prometo.
Ya era la segunda promesa que hacía en el día.
Dorian comenzó a comer el pescado.
—No lo puedo creer —dijo Tiffany con una sonrisa.
—Te dejaré a este pequeño demonio —propuso George revolviendo el cabello enrulado de Dorian.
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Princesa || h.s
Fanfiction[Esta historia fue editada] *Contenido multimedia para una mejor experiencia de lectura.*