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Supongo que por la manera en la que me encontraba y por el estado de él, la situación era muy confusa. Nuestros labios simplemente estaban unidos, pero ninguno se movía. Ambos nos encontrábamos paralizados. Yo por su acción y él, por lo mismo.

Miles fue el primero que se separó y apoyó su frente contra la mía. Cerró los ojos y suspiró.

—¿Por qué eres tan malditamente tú?

Se separó, me miró fijamente a los ojos, casi despidiéndose. Agarró su ropa y bajó las escaleras. Me apoyé contra el lavamanos. ¿Qué estaba pasando?

Me miré en el espejo. Las ojeras que tenía demostraban las noches sin dormir que había pasado. Mis ojos cansados y mi mirada perdida. Mañana volvería nuevamente a Newport. Nada lo cambiaría. Ni Miles ni Harry. 

El móvil sonó.

Harry: Me encontré a tu tía por el centro, me comentó que mañana te vas de viaje.

Yo: Sí, unos días.

Harry: ¿Podemos vernos? Quiero estar contigo.

Yo: No puedo, tengo que hacer cosas para mañana. Cuando regrese nos vemos.

Harry: Que tengas un buen viaje.

Yo: Adiós.

"Hasta nunca"

Bajé las escaleras. Miles ya no se encontraba en la casa. Estaba todo silencioso como siempre.
Margot y Javier entraron por la puerta.

—Hola —susurré al verlos.

Margot me miró fijamente.

—Acabamos de ver a Miles, ¿Estuvo aquí? —preguntó manteniendo una cierta distancia conmigo.

—No. —Negué—. Tal vez vino, pero no lo escuché —mentí.

¿De qué servía decir la verdad a esta altura de la historia?

—¿Has preparado ya tus cosas? —preguntó Javier.

Margot desvió su mirada y comenzó a hacer otras cosas para evitar el tema. Aún mi partida le dolía.

—Sí, ya tengo todo. Mañana bien temprano vendrán a buscarme —comenté. Javier asintió sin nada que decir. Las lágrimas se me llenaron en los ojos—. Mis últimas horas aquí —dije con un nudo en la garganta.

Margot se encontraba de espaldas a mi, pero logré darme cuenta que había comenzado a sollozar. 

—No llores, cariño.

Javier acarició su espalda. Bufé. No quería llorar y no quería que nadie llorase por mi.

—Espero que nos veamos pronto. Siempre serán bienvenidos en el palacio.

Margot comenzó a negar mientras lloraba. Se dio media vuelta y se fue de la habitación.

—Espero que la entiendas, Ariane. —Asentí—.  Te tomó cariño muy rápido.

—¿Tú no? —pregunté viéndolo a los ojos deseando que me dijera las palabras que quería oír.

—Yo también te tomé cariño rápido, princesa. —Javier se acercó a mi y me atrapó en sus brazos. Sentí ese cariño paterno que nunca había tenido. Cerré los ojos disfrutando de su abrazo, sabiendo que no lo tendría nunca más. Javier besó mi coronilla—. Quiero que seas fuerte y te protejas de todo lo malo, ¿Puede ser? —Asentí aún sin soltarlo—. Y que nos llames de vez en cuando, eso sería grandioso.

Princesa || h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora