9. Una "pequeña" mancha.

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Faltaban más o menos como 15 minutos para que Max estuviera aquí. Estaba hecha nervios, de pies a cabeza. Tanto que me sudaban las manos y mi respiración estaba completamente agitada, y es que, aunque Max me haya dado dos opciones de tomar esta situación, como una cita o una salida de amigos, para mí sólo se reducía a una: La cita.

Porque debo ser honesta, cuando un chico me llamaba la atención pues era muy difícil que éste me hiciera caso, y ahora que Max, quien era sumamente apuesto y lindo me quiera llevar si quiera a la vuelta de la esquina, para mí es algo completamente nuevo e irreal,  entonces ¿Cómo puedo tomar esto una salida normal de amigos?,  si ese “amigo” me gusta.

Traté de tranquilizarme y dejar mi mente en blanco, no pensar en posibilidades de como pueda terminar la cita, bueno… como puedo “arruinar” la cita. Bufé y ahí estaba yo otra vez nerviosa. Calmarme sería algo muy complicado.

Además, generalmente–según libros y películas–después de que el tipo deja a la tipa en su casa, surge el beso. Entonces lo que estaba mal aquí era que yo ni siquiera había dado mi primer beso, me siento una total inexperta en esos ámbitos. Lo que sé es porque tengo amigas y amigos, y cuentan todo, pero bien dicen, es fácil decirlo pero no hacerlo.

Seguí perdida en mis pensamientos cuando escucho el timbre sonar. Max.

Di muchas respiraciones juntas, tomé mi celular, dinero y cuando bajé a la sala tomé las llaves de la casa y puse la sonrisa más sencilla que pude, sincera y sin nervios. 

Abrí la puerta y Max estaba increíble. Usaba pantalones mezclilla oscuro un poco rasgados y también un poco caídos con un cinto negro que sencillamente llamaba la atención. Traía una ramera blanca con manchas negras que hacían resaltar aún más su piel. Su cabello iba igual de despeinado y su persing se veía genial. Me dio una sonrisa sin mostrar sus dientes, pero igual se le marcaba un pequeño hoyuelo que no había notado antes, ¿Cuánto tiempo estuvo ahí?

–¿Lista?

–Em…sí.

–Bien, vamos.

La ida al cine no fue duradera e iba música de fondo. Bullet For My Valentine, fue lo que me pareció escuchar. El silencio no era incómodo. Pronto le había agarrado la tonada a la canción y comencé a dar pequeños golpes en mi pierna al compás de la batería de la canción.

–¿Y qué película quieres ver? –Preguntó de repente.

Volteé un poco mi cabeza para poder verlo mejor, iba muy concentrado en el camino.

–Pensé que tú ibas a ser quien eligiera eso.

–Después de la discusión con Kyle, si me dejó pensando en que tal vez no te guste.

Bufé ante su comentario. –Kyle está loco, no le hagas caso.

–¿Estás segura que no importa qué película sea?, aún no compro los boletos.

–Estoy cien por ciento segura. Bueno aunque… supongo que no veremos una película romántica, ¿O sí?

–No soy aficionado a esas películas Leyla, pero si a ti te gustan, podemos ver una.

–No, no, no… sólo te preguntaba para prohibirlo. No es que esté en contra de esas películas pero no me llaman demasiado la atención.

–¿Qué dices del suspenso? –Preguntó esbozando una sonrisa.

–Definitivamente amo esas películas. –Y no lo decía por alardear, realmente me llamaban la atención esas películas.  Quiero decir, pensar que va a pasar algo y puede que pase o que no, sentirse el protagonista no está mal a veces.

Otra vida fuera de la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora