32. Agua de horchata.

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Después de que nos llamaran para desayunar– y por lo cual debía darle méritos a la madre de Kyle, pues es muy buena en la cocina– volvimos al cuarto para quedarnos un momento en silencio, sin decir nada… pero la inquietud podía conmigo. Quería hablar acerca del beso que nos habíamos dado, pero no quería presionar a Kyle para decir algo, al igual que no lo quería presionar para preguntarle si éramos algo porque nos comportábamos como si lo fuéramos todo y estamos en ser nada, cosa que es decepcionante…

Y bufé.

Un bufido lleno de frustración, porque era frustrante cuando no tienes el control, a mí siempre me ha frustrado no tener el control o no ver la cosas predecibles, y todo ha pasado desde que Kyle llegó a mi vida, porque con él es una cosa y luego otra. ¿Por qué es tan difícil tener las cosas claras?

– ¿En qué piensas?

– ¿Eh?

Dirigí mi vista hacia Kyle, quien tenía su mirada sobre mí… con una linda sonrisa pintada en su rostro, de esas sonrisas que logran contagiarse, que te hacen mostrar toda tu dentadura, que te hacen ponerte roja, que te hacen ver como si sufrieras algún retraso, de esas sonrisas genuinas. Son esas sonrisas que te dedican porque simplemente les salió darte una linda sonrisa, y entonces esbocé una sonrisa yo.

–Te pregunté que si en qué piensas.

–En cómo has cambiado mi vida, en todas las cosas raras que hacemos… en… en todo, pienso en todo lo que hemos vivido –, Kyle esbozó una sonrisa, le inflaba el ego saber que literalmente estoy pensando en él –y sabes, no quiero escucharme mal pero también hay un tema que me frustra.

– ¿De qué se trata? –Ahora él se había volteado de lado para así dedicar toda su atención a mí.

– ¿Qué somos exactamente? Porque sabes, he visto, bueno, he analizado que nos comportamos como si fuéramos más que amigos, pero la realidad es que simplemente estamos en “amigos” y ya. ¿Simplemente somos amigos?

Kyle frunció el ceño ante lo que le dije y se quedó pensativo, es justo en estos momentos que a mí me gustaría poder leer la mente y saber que pasa por la de él. La verdad es que como llega a ser de impredecible Kyle me da miedo la respuesta que pueda darme respecto a lo que quiero saber. Una parte de mí quiere que me proponga ya el que seamos novios, pero la otra me dice que tal vez ni deberíamos formalizar algo porque pudiera acabar mal, y podríamos terminar con esta amistad que tenemos.

–Pues sí, estamos en término de amigos porque ninguno de nosotros dos ha propuesto formalizar la relación. No que yo recuerde.

–Ah–. Y fue todo lo que pude decir.

Sinceramente esperaba que saliera con alguna cursilería y se me declarara en este mismo instante, que me dijera “Tienes razón enana, por eso he decidido que ya es momento de que lleguemos a algo más, dime ¿quieres hacerme feliz siendo mi novia?” O cualquier cosa que se le parezca. Pero simplemente me dijo algo obvio. Algo que yo ya sabía.

– Tengo unos juegos muy buenos para la consola, ¿quieres jugarlos o quieres hacer algo más?

Sinceramente me había desinflado. Es muy triste esperar algo y que de repente te salgan con otra cosa, así que en este momento no tenía ganas de hacer absolutamente nada pero como vi que a Kyle no le había afectado el tema de un “nosotros” pues me puse a pensar y mi orgullo habló diciendo que yo no tendría que estar mostrando debilidad ante él, porque yo puedo hacer esto mucho mejor, y si a él no le importó pues a mí menos. Y si él no quiere un nosotros, pues yo menos. Y si… negué con la cabeza y lo miré a él con una sonrisa en mi rostro.

–Puedo apostar que acabaría contigo en cualquier juego que pongas, tú sabes si te arriesgas.

–Me gusta correr riesgos.

Otra vida fuera de la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora