33. Universidades.

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– ¡joder! Yo te dije que esto iba a pasar.

–En realidad quien dijo que esto pasaría fui yo, tú ni siquiera apostaste por esto.

–Claro que lo hice, sino pregúntale a Leyla.

– ¿De qué hablas? Si yo hasta pensé que ellos dos… bueno, ya sabes.

Me pegué con la palma de la mano en la frente tan fuerte que hice una mueca de dolor, mientras Kyle soltaba una carcajada ante los comentarios de Esteban y Mariele, quienes hablaban como si nosotros no viniéramos con ellos.

Kyle me rodeó la cintura para pegarme más a él, mientras que con su mano libre me ayudaba a sobarme la frente, aunque ese acto ya no fuera necesario y sólo ayudaba a que me diera vergüenza por haberlo hecho.

– ¿Así que Mariele pensó que tú y yo ya habíamos hecho lo nuestro, eh?

–Sí, lo pensó el día en que me quedé a dormir en tú casa. Ya sabes cómo es ella.

Kyle volvió a soltar una carcajada mientras besaba mi frente –que era lo que le quedaba más cerca– y volvíamos a ponernos en marcha directo al auto.

Por un momento me quedé mirándolo y vi que su sonrisa no desaparecía de su rostro, es como si le hubieran dicho que había ganado el mejor premio de toda su vida, que sería multimillonario y jamás tendría que trabajar, aunque simplemente recibió a cambió a Leyla como novia, y ésta no traía promoción.

Inevitablemente una sonrisa se posó sobre mi rostro, porque bueno, a pesar de que Kyle logró poner mis nervios de punta con todos sus actos que ha hecho desde que tuvimos que hacer aquel proyecto, sus actos estúpidamente impulsivos y sus actos de niño, ha hecho que me guste mucho más de lo que yo pudiera imaginarme, lo veo a él y es inevitable que todo lo que pasó antes, con él y conmigo, con quien sea no importe. Es como cuando pone uno en práctica la frase de “somos tú y yo contra el mundo”, cómo si supiéramos que con esas siete palabras nada pudiera derrotarnos, o si quiera hacernos daño, porque él era así, él actuaba así.

Podríamos tener un millón de problemas encima y él seguiría sonriendo, porque él sonreía ya que todo estaba bien, aunque no fuera así. Aunque los problemas fueran enormes él simplemente sonreía y era como si de esa manera pudiera aminorarlos, y terminaba resolviéndolos haciendo que uno sonriera, porque sabíamos que ya no había más problemas encima.

Él jamás fue como los demás hombres, claro que no. Nunca lo vi de mujeriego, tampoco frecuentando mujeres o llamando la atención. Nunca lo vi que gozara de una extraordinaria belleza, tenía simpatía y eso era lo que ganaba. Lo único que tendía a comportarse como patán para llamar la atención de quien él quisiera la atención, así como lo logró conmigo. Kyle no es perfecto, Kyle es simplemente él y con eso es suficiente para quererlo, porque yo así lo quiero. Porque él es él y siempre será así. Nunca pondrá una segunda cara, nunca se comportará como otra persona frente a sus amigos  ni frente a nadie, él será él frente al mundo entero y eso no le preocupará jamás.

 – ¿En qué piensas? –Me preguntó mientras besaba nuevamente mi frente.

Negué con la cabeza, claro que no le diría que pensaba en él, porque bueno, también tenía mucho ego por encima.

–Aquellos dos están locos. –Le dije mientras señalaba con mi mentón a Mariele y Esteban.

–Bueno…. Ellos dejarían de ser ellos si estuvieran algo cuerdos.

Soltamos una carcajada y llegamos al auto.

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2014 ⏰

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