–Entonces, deja ver si entendí… Sabes que quieres a Max pero te acercas a Kyle y sientes esas cosas que Max no te hace sentir. Sabes lo que sientes por Kyle, pero tienes miedo a aceptarlo porque estarías traicionando a Max. –Cuando terminó de hablar Mariele, yo asentí clavando nuevamente mi cara en la almohada.
Desde que tenía todo ese enorme lío en mi cabeza por lo que estaba pasando, sabía que no podía quedarme callada y tenía que contarlo. No podía decirle a mi mamá, ella me diría que sólo eran las hormonas de la adolescencia, que luego se me pasaría. Aunque tampoco le podía discutir nada, quiero decir, no la he puesto al tanto de lo que ha pasado en mi vida, de los cambios que ha habido y de todo lo que he hecho. Pero tampoco podía soltarle todo de sopetón.
Le quisiera decir a Esteban, pero él me diría que estaba loca, me hubiera aplicado el “te lo dije, empezaste muy rápido con Max” y yo no podría quedarme callada por mero orgullo y me defendería con todas las armas que tuviera cerca para argumentar el por qué lo hice. Esteban siempre me repetía, en una u otra ocasión, que había comenzado muy rápido con Max, que no había dado chance a ver más sentimientos que la perfección en él, que me cegué y muchas más cosas, pero yo siempre salía a la defensiva de mi relación, diciendo que realmente no tenía ninguna queja de Max, que realmente era encantador.
Entonces pensé en aquella persona que de una u otra forma, desde aquella fiesta volvió a estar a mi lado, Mariele. Tenía que soltar todo lo que llevaba dentro y escuchar unas palabras de consuelo, alguien quien me dijera “tranquila, hay una solución” pero vamos, que yo ya sabía que si había solución, pero no quería ir a ella porque yo era completamente feliz, me repetía siempre que todo estaba bien, que no pasaba nada. Quería escuchar una respuesta diferente a la mía, aquella que me hiciera desistir a lo que yo quería hacer.
–Leyla… creo que ya sabes que sólo hay una solución a esto. O es eso, o seguirte torturando de esa manera. –Y eso era lo que no quería escuchar.
Saqué mi rostro de la almohada para posar mis ojos en ella. –¿No hay otra solución?
Mariele me miró compasiva, ahora yo quería huir, cobardemente, no importaba lo que me dijeran los demás, yo quería salir de este lío. No quería sentir nada de lo que siento, no quería que pasara nada de esto.
–Bueno Leyla, creo que es hora de poner las cartas sobre la mesa. –Sermón.
–Mariele, no me gusta tu forma de hablar, enserio que no. –Advertí.
Ella caminó hacia mi cama y se sentó junto a mí. Tomó la almohada que tenía para taparme la cara, esto no pintaba bonito. –Mírame. – Me regañó cuando miré las cintas de los tenis distraídamente. Levanté la vista. Ella estaba decidida.
–Habla. –Me rendí.
–Bien. Voy a empezar a darle la razón a Esteban siempre que te repitió que empezaron muy pronto. No sentiste por Max más que simpatía, te llenó el ojo con lo bueno, pero no desarrollaste ningún sentimiento totalmente coherente en una relación y lo sabes. –Traté de alejar la vista, pero me tomó la barbilla obligándome a verla. –Le dijiste que sí porque pintaba el “príncipe azul” que andabas buscando, y no te atrevas a negarme nada porque recuerda que he estado ahí en todas las ocasiones que estuvieron juntos.
¨Pero si vamos a la relación que tienes con Kyle, es totalmente diferente. A veces se comportan como si ustedes fueran los de la pareja y no con Max. Leyla, una relación no es perfecta, hay de todo, pero tú eres terca, te cegaste. Kyle ha estado para ti siempre, pero vamos, que él es igual o peor de tozudo que tú, y tú sabes que orgullo contra orgullo pues difícilmente se puede saber que va a pasar.
–Te recuerdo que también Kyle está con Mónica.
–Si claro, y también que no puede estar cerca de ella más de cinco minutos sin querer alejarse de ella. Mira, el motivo por el cual estén juntos no lo sé y ni me interesa. Lo que me interesa es saber que vas a hacer tú, dices que es normal que ustedes dos se comporten así, pero sabemos que pasa algo, que eso que sientes con estar cerca de Kyle no es nada normal, y si sientes que estás traicionando a Max con estos sentimientos que acabas de descubrir, pues ni qué decirte, te adelantaste y lo sabes. La pregunta ahora es saber ¿Qué vas a hacer tú?
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Otra vida fuera de la rutina
Teen FictionImagina que tienes 17 años de tu vida donde llevas marcando tu rutina y un día parecido a cualquier otro, un proyecto de escuela te hace involucrarte con la persona que es totalmente diferente a ti y es capaz de deshacerse de la vida marcada que tie...