12. ¡Vamos a acampar!

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–Enana…enana vamos arriba.

Sentía como alguien me zarandeaba levemente en mi cama, y me gustaría jurar que era en mis sueños.

–Leyla, anda vamos, arriba.

Esa voz… esa voz es de…

–¿Kyle? –Contesté adormilada mientras tomaba las cobijas con los ojos cerrados y las subía hasta mi barbilla.

–Sí, yo. Ahora levántate.

–¿Por qué?, ¿Acaso no es sábado?

–Sí, y son las 6:00 am levántate ya.

–No.

Puntualicé y me acomodé para volverme a dormir. Lo bueno es que el sueño se apoderaba rápidamente de mí y no tenía complicaciones para volverme a dormir.

Ya no volví a escuchar ningún ruido pero no supuse que Kyle se haya marchado de mi cuarto y me haya dejado dormir así tan tranquilamente. Lo que sí escuché fue la regadera haberse abierto, mi mamá, seguro.

Fue de un momento a otro que sentí el agua caliente caer en mi cuerpo, y se sentía bien pero…pero aún estaba con mi pijama y abrí los ojos.

Kyle estaba descalzo y con su lindo torso descubierto mientras me sujetaba bajo el agua para que no cayera, entonces….

–¿Tú me metiste al agua? –Pregunté tratando de levantar la vista hacia él, tenía una sonrisa arrogante. Agh.

–No, que va. Lo que pasa es que eres sonámbula y te levantaste a darte una ducha.

–¿Estás loco?, ¿Qué haces en mi casa a estas horas?, ¿Y mamá?, ¿Por qué estoy aquí? –Pregunté irritada.

–Am, haber veamos… No, vamos a acampar, trabajando y no te querías despertar, ¿Entendiste?

–¿Acampar? ¿Cuándo? ¿Quiénes?

–Leyla, báñate y cuando salgas ya te contaré todo el plan y esas cosas que quieras saber. –Me quitó las manos de los hombros y casi me caigo, apenas me había dado cuenta que era él quien me sostenía y prohibía que yo sufriera una posible contusión cerebral de seguir aquí dormida.

–Bien, salgo en un momento.

Él se salió y puse el seguro a la puerta del baño para quitarme el pijama y darme una buena bañada, también me ayudó a despertarme bien, ya que no me iba a poder dormir otra vez, no en un buen rato.

Terminé de bañarme y me di cuenta que no traía nada de ropa y Kyle estaba en mi cuarto. Lo único que podía hacer era gritarle para que se saliera de mi cuarto y yo poderme vestir.

 –¡Kyle!, ¿Estás en mi cuarto?

–No, estoy en la cocina, ¿Necesitas algo?

–Sólo no vayas al cuarto y no subas, voy a pasar, no traje ropa conmigo. Ah claro, es que los sonámbulos olvidamos esos pequeños detalles. –Grité con sarcasmo.

Se escuchó una leve risa abajo. –Claro Leyla, apúrate, ya tengo tu desayuno. Si no bajas en 10 iré a tu cuarto y te sacaré.

–Como sea. –Dije volcando los ojos, claro, como si él pudiera verme.

Tenía la idea de salir corriendo a mi cuarto pero sentí mis pies mojados y era muy posible que me resbalara, y como el suelo me ama, aprovecha cualquier oportunidad para darme un buen abrazo. –Seguro. –Así que caminé a paso veloz.

Llegué a mi cuarto sana y salva, así que comencé a ver que ponerme. Tomé unos pantalones, blusa de tirantes y tenis. Me iba a peinar pero al segundo intento me rendí, así que sólo opté por maquillarme y ponerme una chamarra, aún hacía frío.

Otra vida fuera de la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora