La exposición del trabajo iba a ser el viernes de esta semana, Kyle y yo ya teníamos preparado, y la única vez que hablamos como debía de ser fue para aclarar que era lo que tenía que decir cada uno. Para dicha exposición vendríamos vestidos de manera formal y él llevaría el documento.
Entre Max y yo las cosas aparentaban estar igual pero estaba claro que no era lo mismo, ninguno lo notaba excepto Mariele, porque ella sabía el motivo, sabía lo que rodaba por mi cabeza y que dicha cosa ya no me dejaba dormir bien. Pensaba mucho en como terminar con Max, que razones le iba a dar, desde cuando ha estado pasando y esos detalles, pero no iba a llegar a soltarle así como así “Oye Max sabes que creo que es hora de terminar porque me adelanté, siento cosas por Kyle y ya no estoy cómoda con nuestra relación, gracias por ser un gran novio todo este tiempo”. Pues no.
Y luego tenía que hablar con Esteban, esperar a contarle todo para que restregara el “Te lo dije” en la cara. Es triste ver como tengo que dar mi brazo a torcer por ser una tozuda todo este tiempo. Sinceramente ya no sé ni con qué ojos ver a Max y con qué ojos ver a Kyle.
Cuando salimos de la escuela le dije a Esteban que me gustaría que fuéramos a comer él y yo porque tenía algo importante que contarle, él quiso invitar a los demás, pero estaba claro que no iba a dejar que escucharan los motivos importantes que tenía que decirle a Esteban.
Fuimos a comer hamburguesas en un sitio donde no iba mucha gente.
–Sigo sin entender porque no quisiste que invitáramos a los demás, somos amigos y creo que hace mucho no nos escondemos nada.
–Sí, somos amigos, pero ellos no saben toda mi vida, sólo tú.
Esbozó una enorme sonrisa. –Bueno, es que soy tu mejor amigo.
Sonreí también. –Eso ya lo sé. Y justo por eso quiero hablar contigo…es sobre…Max. –Me mordí el labio con nerviosismo, ya había empezado y ya no me iba a echar para atrás.
–¿Max te hizo daño? –Preguntó con un tono de preocupación.
–No, no es eso, Max es increíble. Es genial, de hecho.
–¿Entonces?
Me rasqué la cabeza, aunque para todo el que pasara diría que tengo piojos por hacer eso, la realidad es que me siento nerviosa cuando no sé cómo explicar algo.
–No te rasques la cabeza, parece que tienes un serio problema con animales en tú cabeza. –Me dijo riéndose.
–Es que, bueno, es sobre Kyle, también.
–¿Él te hizo algo?
–¡Basta! –Levanté tanto la voz que por un momento fuimos el centro de atención de las personas que estaban ahí. –Déjame hablar, por favor, esto es algo complicado. –Dije cuando los demás volvieron a sus asuntos.
–Bien, bien. –Levantó las manos en signo de paz.
–Bueno, el caso es que, siento cosas por Kyle. Cosas que se supone que debería estar sintiendo por Max pero que no es así. ¿Sabes a qué me refiero?
–¿Y bien?
Lo miré extrañada, eso era todo lo que me iba a decir, ¿Y bien?
–¿A qué te refieres con “y bien”?
–¿Qué quieres que te diga? Para empezar te dije que te adelantaste mucho con Max, te lo dije muy en serio, pero tú nunca haces caso. Te mantenías peleada con Kyle porque era igual a Ian, y ahora, ¿Sientes cosas por él? Bueno, eso era de esperarse, pasaron mucho tiempo, juntos, Leyla.
–En realidad esperaba que me dijeras, “Te lo dije” e hicieras un baile de victoria, ese rarito que sueles hacer tú cuando ganas algo, o ganas una discusión, da igual.
Primero me miró extrañado y luego se soltó una carcajada enorme. No sé qué era exactamente lo que me molestaba más, el no saber por qué se reía, o saber qué se reía a mi costa.
–Pasa el chiste, ¿No?
–Bueno, ese “te lo dije”, no te lo dije porque ya te lo sabes, aposté con Mariele a que iban a durar un mes y ella dos, y ahora, gracias a ti, debo 200 pesos.
–¿Eso vale mi relación con Max? Esteban, tú realmente estás loco.
–Tú no eras de las personas que se iban con el primero que le llenaran el ojo físicamente. Entonces aposté, pero perdí.
–No estoy contenta, lo sabes, ¿Verdad?
–Sí, pero bueno, ¿Qué hiciste?, ¿Qué vas a hacer?
–El sábado le conté a Mariele, cuando se fue le mandé un mensaje a Max diciéndole que necesitaba hablar con él, el domingo. Era para terminarlo.
–¿Y por qué yo los sigo viendo juntos? –Frunció el ceño.
–No me atreví a cortarlo. Inventé cualquier tema, pero no quise terminar con él, no sin tener un buen discurso que justificara mis motivos.
–¿Cuándo lo harás?
–No sé, en realidad, no sé si quiero hacerlo. Pero tampoco quiero seguirlo traicionando con sentimientos errados a lo que él en realidad se merece.
Esteban me miró enternecido y yo sólo fruncí el ceño. –¿Qué?
–Han sacado tu lado más cursi y he sido el primero en presenciarlo. Esto es toda una novedad. La fría Leyla, al final de cuentas tiene sentimientos.
–Deja de burlarte. –Gruñí.
Dejamos el tema de lado y comimos reviviendo viejos tiempos, también le pregunté qué era lo que él traía con Mariele, pero negó que hubiera una relación. Aunque estaban empezando a tener un free. Lo miré desaprobatoriamente, no era de las partidarias a tener un tipo de relación así con ninguna persona, se me hacía algo totalmente injusto, pero también sabía que cualquier cosa que le dijera a Esteban, le entraría por un oído e iba a salir por el otro como si nada.
Como era el día propio de dar mi brazo a torcer, dejar mi orgullo de lado, le mandé un mensaje a Kyle, le pedí disculpas aunque no tenía ni la menor idea del porqué lo hacía, pensé que él mismo lo notaría, que no tuviera porqué disculparme, pero sólo me respondió con seco “ok”.
¿Pero a ese que le pasaba? Me estaba disculpando por algo que no debí de disculparme y él sólo me pone ok. Me estaba decidiendo ir a su casa para reclamarle, pero no podía olvidar a Mónica, que estaba más pegada a él de lo que era costumbre. No quería encontrarme con nada comprometedor, le huía a todo eso.
Me tragué toda la bilis que tenía, respiré hondo, apagué mi celular. Tomé un gran baño y me puse cómoda. Hoy vería películas y no permitiría que nadie me molestara. Mi mamá hoy salía hasta bien tarde, así que no tendría que preocuparme por acostarme temprano.
Tomé una manta, mi Tablet y auriculares, corrí hasta el sillón (literalmente) y me acosté a leer, ya mañana tendría para resolver todos mis problemas.
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Otra vida fuera de la rutina
Teen FictionImagina que tienes 17 años de tu vida donde llevas marcando tu rutina y un día parecido a cualquier otro, un proyecto de escuela te hace involucrarte con la persona que es totalmente diferente a ti y es capaz de deshacerse de la vida marcada que tie...