15. ¿Quieres ser mi novia?

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Narra Leyla.

Después de que Kyle me haya dejado ayer en mi casa mi madre sólo preguntó lo esencial del campamento, le conté que todo había estado excelente y que me había divertido mucho. Max me llamó un poco más tarde y nos quedamos platicando del campamento y las cosas locas que habíamos pasado.

Al inicio de semana, Max había pasado por mí para ir a la escuela.

Me gustaría decir que entre él y yo las cosas estaban normales, pero les estaría mintiendo. Desde el lunes ha estado más cerca de lo normal. Con llamadas, mensajes, salidas, todas esas cosas.

Cuando me tocaba ir a la casa de Kyle para avanzar a nuestro proyecto, Max pasaba por mí y nos íbamos a cenar o dar un pequeño paseo por el parque. Platicábamos normal, como siempre pero mientras estábamos cerca de Kyle, el ambiente seguía tenso. Y yo que confiaba en que después del campamento todo iba a ser diferente.

El miércoles mientras estábamos en la hora del almuerzo, una chica como de 1.70, morena, delgada y una cabellera larga pero con un corte que le caía muy bien se sentó al lado de Kyle. No le quité la mirada de encima hasta que pude reconocerla como la NO cita de Kyle cuando fuimos Max y yo a comer pizza.

–Hola Kyle. –Habló ella con una voz tranquila pero insinuadora. Bravo Kyle, te habías tardado.

–¿Qué hay Mónica? –Saludó él sin prestarle atención.

–¿Hay planes para esta tarde?

Por un momento conectamos miradas para luego contestarle a la Mónica.

–Haré un trabajo de la escuela.

Mónica hizo un puchero, puso trompa de pato y lo miró rogando. –¿Y en la noche?

–Estaré libre.

Todos nos miramos sin saber que tanto tenía que ver ella con él, pero tampoco es que nos interesáramos muchos en las pláticas o conquistas que llevaba Kyle cada día, pero ninguna se había aparecido frente a nuestra mesa para hacer su pedido del día.

Ella chilló de alegría y luego reparó en cada uno de nosotros dándonos una mirada asesina. Cuando me miró yo sólo esbocé una sonrisa maliciosa y luego miré a Max para que pudiéramos platicar, dejando de lado a la feliz pareja que teníamos al frente.

–¿Y nosotros tenemos planes para nosotros? –Pregunté mientras picaba su ensalada, quitando trocitos de pollo.

–En realidad sí. Sólo que ahora pediré que extienda tu mamá tu toque de queda.

–¿Y eso?

–Bueno, al lugar donde vamos a ir requiere de más tiempo. Vamos a desvelarnos pero espero y valga la pena.

Max y yo estamos a punto de un mes conociéndonos. En esos días después de la escuela o la casa de Kyle regresábamos a mi casa no antes de las 10 pm. A mi mamá le gustaba Max y la puntualidad que tenía para sus toques de queda y yo no podía quejarme.

–¿Cuánto tiempo más vamos a pedir?

–Pues…estoy seguro que unas dos más si serán necesarias.

–Me agrada la idea.

–Entonces después de la casa de Kyle iremos a la tuya por si quieres cambiarte. Digamos que iremos un poco más formales.

–Max, ¿Olvidas que yo no sé bailar?

Me miró con complicidad para luego sonreírme. –¿Quién habló de un baile?

Al salir, Kyle y yo nos fuimos a su casa como era costumbre. Íbamos avanzando perfecto en nuestro proyecto, podría decir que sólo nos iban faltando los retoques y quedaría completamente listo.

Otra vida fuera de la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora