Capítulo 11

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-Mi cabeza...

Abro los ojos lentamente, el sol de la mañana choca contra mi cara y me molesta. Me incorporo y me quedo sentada apoyando la espalda en el muro, escucho los gruñidos de los herrantes, veo a Spencer de pie frente a mí y a su lado una botella de cristal. No... No me digas que lo de anoche no fue un sueño.

-Buenos días.-dice el chico.-¿Cómo te encuentras?

No sé por dónde empezar, si todo lo que recuerdo de ayer fue verdad básicamente tengo ganas de pegarme un tiro.

-¿Exactamente qué paso anoche? Sé totalmente sincero, por favor.-decido contestar, será más fácil no andarse con rodeos.

-Bueno, destacando lo importante viniste borracha hasta aquí, me contaste que no sabías si te gustaba Daryl o si estabas enamorada de él y acabaste besándome un par de veces intentando convencerte a ti misma de que era el amor de tu vida.

-Joder...

-Eh, no pasa nada, sé que no eras tú del todo.

Lo dice con una sonrisa mientras se sienta a mi lado, yo me llevo las manos a la cabeza, que me duele más con cada palabra que escucho. ¿Por qué me acuerdo de todo? ¿Por qué no puedo vvir en la ignorancia?

-Sí que era yo, Spencer, me acuerdo de casi todo y lo siento, no tenía que haberte besado ni haberte contado mis problemas lloriqueando.

-Oye...-dice sujetando mi barbilla con su dedo índice.-Puestos a ser sinceros te diré que si anoche no hubiésemos conocido aun a los nuevos yo también te hubiese besado y hubiese pensado que eres el amor de mi vida.

Entrecierro los ojos al escucharle.

-No te entiendo.

-Lo que quiero decir es que con su llegada ambos hemos conocido a nuevas personas que han... cambiado nuestras vidas. Sé que ayer te dije que algún día encontrarías a la persona que quiera pasar el resto de tu vida con ella, pero creo que ya la has encontrado.

-¿Daryl?

-Solo tuve que ver cómo os mirabais el día que salisteis Aaron, él y tú. Quizás aun no estéis enamorados, pero es evidente que sentís algo el uno por el otro.

Suspiro resignada, al fin y al cabo yo también lo pensé anoche, me acuerdo, pero jamás creí que las personas a mi alrededor lo tuvieran tan claro.

-¿No crees que es un poco difícil? Ya sabes, él es muy mayor y yo...

-Lo que creo es que en este mundo de mierda si alguien te hace feliz no debes dejarle escapar.

-¿Y si yo no le hago feliz a él?

-En otros casos puede que fuese así, pero te aseguro que en este no.

-No estoy segura...

-Pues inténtalo, no tienes nada que perder. Cuando regrese ve a por él y dile lo que sientes, si él también se siente así eso que ganas, si no simplemente pasa página.

-Parece fácil.

-Lo es, solo tienes que estar segura de ti misma.

Tiene razón, no tengo nada que perder, solo hay que intentarlo. Le agradezco el consejo y le pregunto si él también ha encontrado a la persona en el nuevo grupo, pero prefiere no contestar. Bajamos del puesto para que un alexandrino nos releve y nos despedimos.

-A pesar de lo de anoche, seguimos siendo amigos, ¿verdad?

-Mejores amigos.

Sonríe y me rodea con sus brazos, yo solo puedo posar mi cabeza en su hombro, echaba de menos nuestros abrazos. Spencer se marcha por su camino y yo por el que me lleva a casa, mientras voy caminando veo a una chica de pelo moreno con una gorra que está enseñando a varios alexandrinos a usar el machete. Desvío mis pasos hacia su clase apostando a que se trata de Rosita, la chica de la que Ron me habló. Cuando me ve parada frente a ella ordena a sus alumnos que practiquen y se acerca a mí.

Until Death Do Us Apart |Daryl Dixon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora