8: Regreso y sorpresas.

10.2K 811 56
                                    

Leo se quedó pasmado, no sabía qué hacer. ¿Por qué estaba ella ahí? Ni conocía a Tania como para presentarse en su fiesta de cumpleaños. Pero, al parecer, Natalie pensó lo mismo.

—¿Qué haces tú aquí, Brewer? —La castaña lo miraba con una fiereza que Leo juraba jamás haber visto en sus ojos. Excepto, claro, el día que la dejó. Se acercó a ella sin quitarle los ojos de encima pero con una mirada igual de dura que la suya.

—La cumpleañera es la novia de mi mejor amigo, ¿cuál es tu excusa? Además de tu tendencia al acoso, claro.

—Idiota —Prácticamente lo escupió en su cara—. La conozco antes que tú, Leo. Cuando éramos niñas, Lauren y yo fuimos vecinas. Ahí conocí a todo su grupo.

—No debiste ser tan importante si ninguna de ellas te mencionó antes, ¿verdad? —El castaño sabía que estaba siendo muy duro con ella, pero la verdad es que Natalie se había pasado de la raya y realmente no quería volver a verla.

—Imbécil, juré que haría tu vida miserable y empezaré ahora mismo.

Leo no tuvo que esperar para ver a qué se refería Natalie con ello puesto que la castaña avanzó entre la multitud de gente, abriéndose paso entre ellos hasta llegar a la consola del DJ, en donde Billy y Carter hacían magia con la música. El pánico se apoderó de Leo. En unos minutos, corrió hasta poder llegar a donde ella estaba.

En cambio, Natalie ya había logrado que su amigo la dejara subir con él e incluso le prestó uno de sus micrófonos. Para cuando Leo llegó al frente de la consola, ya era demasiado tarde. Billy bajó de volumen la música y le dio la palabra a su ex novia.

—¿Qué tal, gente? ¿Están pasándola bien? —Aquella Natalie dulce y carismática que había conocido antaño sonó por los altavoces del lugar—. ¡Un aplauso para la invitada de honor! ¡Feliz cumpleaños, Tania! —Un vitoreo recorrió la multitud, Leo pudo imaginarse a la novia de Billy sonriendo ampliamente aunque intentando ocultar su rostro de la demasiada atención que estaba recibiendo pero no podía verla, tenía sus ojos puestos en Natalie—. Y para que todos podamos pasar una agradable fiesta que podamos recordar, ninguna de las mujeres presentes debe dejarse engañar por el famoso mujeriego de Los Ángeles: Leo Brewer, señoras y señores —Un silencio de confusión se hizo entre los presentes—. Porque él solo se las llevará a la cama, les prometerá amor eterno y en cuanto se canse de ustedes las olvidará y las dejará tiradas sin que le importe. ¡¿NO ES ASÍ, MALDITO HIJO DE PERRA?! ¡AHORA TODAS LO SABEN, NO PUEDES ESCAPAR! SERÉ TU PEOR PESADILLA, PEDAZO DE...

En todo ese griterío de obscenidades hacía su persona, Leo sintió clavada como una daga las miradas de su ex. Billy intentó quitarle el micrófono varias veces, pero Natalie era bastante terca y no dejó que se acercara a ella. Hasta que Mateo apareció y la arrastró fuera de ahí, apartándola de la consola. Ahora él se hacía cargo de la situación.

—¿Qué tal, amigos? Se que nadie quería ser testigo del berrinche de una ex furiosa pero vamos, ¿qué sería de estas fiestas sin la típica ebria despechada? —Aquello causó risas de los presentes y en ese momento, Leo quizó hasta besar a su amigo—. Continúen divirtiéndose, ¡vamos Billy! ¡Rompe esos altavoces!

Y a continuación, Don't let me down de The Chainsmokers inundó el salón, logrando que todos olvidaran lo ocurrido y continuaran con sus asuntos. Mateo tomo a Natalie en brazos, quien se resistía con mucha fuerza y le gritó a Leo que se encargaría de ella.

—No te preocupes, hermano. Conmigo se calmará y no te volverá a hacer pasar un mal rato. ¡Dile a Vicky que me espere! —Con uno de sus típicos guiños, se llevó a su ex que pataleaba porque la soltaran.

La gratitud hacía su amigo que invadió a nuestro castaño fue indescriptible. Sabía que tenía los mejores amigos del mundo. No, más que eso. Billy, Mateo y Dylan eran sus hermanos, no sabría que hacer si alguno de ellos le faltara. Pero parecía que cierta rubia exasperante no estaba tan contenta.

Los amigos no mienten ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora