11: Verdades que duelen.

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-¡Natalie! ¡Qué linda sorpresa! -Lauren se soltó de Leo para ir a abrazar a su vieja amiga.

Era un gusto que ella estuviera ahí, hacía mucho que no la veía. Natalie Bacon había sido su vecina cuando eran niñas. En esos tiempos, se la pasaban horas jugando a las muñecas o a las escondidas, muchísimo antes de conocer a Leo. Luego cada una fue a escuelas diferentes, la familia de Lauren se mudó y el contacto entre ellas se redujo a las redes sociales.

Pero al parecer ahora estaban cerca ya que ella se encontraba allí.

-¿Qué es lo que haces aquí? Pensé que no volvería a verte. -Le dijo Lauren, una vez que se separaron-. Ven, pasemos, las demás chicas se alegraran también de verte.

Natalie esbozó una amplia sonrisa y se dejó guiar por Lauren, seguidas por Ashley y, muy por detrás y con ganas de que la tierra lo trague, Leo. En cuanto entraron, Victoria y Tania fueron a saludarla.

-¡Nat, qué bueno verte, mujer! Sin varias copas de más... -Victoria soltó una carcajada mientras la abrazaba, recordando el escándalo que había hecho en la fiesta de Tania.

-Ojalá hubiera estado ebria así no lo recordaría...-Natalie le devolvió el abrazo para luego saludar a Tania.

-Natalie, un gusto -Derek se acercó a saludarla, extendiendo su mano hacia ella-. Derek McCallum, prometido de Lauren, es un placer.

La castaña se mostró sorprendida-: ¡Lauren, no me habías dicho nada! ¡Felicidades! Oh, y el gusto es mío, Derek -Natalie le ofreció la mejor de sus sonrisas mientras estrechaba su mano-. Natalie Bacon.

Lauren soltó una pequeña risa aunque las anteriores palabras de sus amigas le quedaron resonando en la cabeza, sin entenderlas. Sin embargo, algo más llamó su atención. Ninguno de los chicos se había acercado a saludar a la recién llegada. Al parecer, estaban más "ocupados" hablando acaloradamente entre ellos. Y Leo tampoco había hecho acto de presencia. Pero si venía detrás mío, pensó. Giró su rostro y efectivamente estaba atrás de ella, solo que se veía demasiado entretenido con algo de su teléfono.

Esto ya era demasiado raro, ¿qué había pasado mientras ella estuvo fuera? Decidió descubrirlo en ese mismo instante.

-¡Chicos! -Dijo lo suficientemente alto como para llamar la atención de todos-. Vengan a saludar, ¡no sean maleducados, no me hagan quedar mal!-Exclamó en un tono de broma.

Pero al parecer, solo sus amigas lo habían tomado como un chiste, pues nadie rió. En cambio de eso, los muchachos dirigieron su mirada hacia Natalie que los observaba sin perder su sonrisa... un poco arrogante, pudo notar Lauren. Eso cada vez era más raro. Dylan se acercó a ella con los brazos cruzados sobre el pecho, con una expresión nada amigable. Lauren nunca lo había visto así.

-Si quieres te los presento. Mira, él es...

-Deja, nena, si ya nos conocemos muy bien -Natalie también caminó en dirección al pelirrojo-. ¿Cómo estás, Dylan? ¿Cómo están, chicos? ¡Tanto tiempo! A juzgar por la última vez que los ví y por hoy, diría que nada mal -Ella soltó una carcajada, señalando a las chicas detrás de ellas.

-¿Qué quieres, Natalie?

-Esperen, ¿qué? ¿De dónde se conocen? -Lauren avanzó hacia ellos, mirando a todos sin comprender nada.

-Pasaron alguna que otras cosas la semana pasada, nena... -Ashley suspiró-. Iré a traer alcohol para que podamos sobrevivir a esto.

-Oh, no. Esto viene desde hace antes, responde la pregunta -Mateo se colocó al lado de su amigo.

Natalie soltó una carcajada.

-¿Por qué me miran como si fuera el anticristo? ¿Y por qué dan la cara por él, eh? -El tono de Natalie se endureció-. ¿Dónde está el cobarde de mi ex?

Los amigos no mienten ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora