12: El complot inicia.

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A la mañana siguiente, Derek McCallum despertó antes que su prometida. Se giró y se dedicó a admirarla, Lauren dormía plácidamente de costado. Su tranquila respiración coordinaba con el movimiento de su pecho y aquello era todo un espectáculo para el rubio. Estiró una mano y muy suavemente colocó un mechón rebelde de vuelta a su lugar, no quería despertarla.

Derek suspiró y volvió a acostarse boca arriba. Él sí que había disfrutado la noche anterior viendo a Leo caer profundamente. Lo mejor es que él no había tenido que hacer nada, Leo se había cavado su propia tumba. Pero en algo sí había acertado y es en que Brewer la quería para él. Estaba enamorado de Lauren, justo como Derek lo sospechó desde el momento en que lo conoció. Sonrió para sus adentros, eso ya no importaba. Lo había asustado lo suficiente como para que ni siquiera intentase saludar a Lauren. Y ella no quería volver a verlo.

Se levantó de la habitación con la idea de traer el desayuno a la cama de su amada. Buscó su pantalón para ponérselo y sacó su teléfono del bolsillo trasero. Cuando lo prendió para ver la hora, descubrió que tenia un mensaje de un número que no tenía agendado.

<<11 a.m. en The Little Bar. No faltes, tú y yo tenemos temas pendientes ;). -Natalie>>

Bueno, eso no se lo esperaba por nada del mundo. Acababa de conocer a Natalie, no entendía qué asuntos podía llegar a tener con ella. Con muchísima intriga, terminó de vestirse y miró la hora: 10:46 a.m. Aún tenía tiempo de llegar.

***

Derek entró en el bar un rato después. Le había dejado una nota a Lauren que decía que había salido a comprar algo para el desayuno. En cuanto entró, le costó encontrar a la castaña, pues la había visto solo una vez. Pero ella lo divisó enseguida y le hizo señas para que se dirigiese hasta donde ella se encontraba. Una bella chica, pensó él. Cabello marrón bastante largo, ojos del mismo color, pómulos prominentes y labios pequeños. Con un cuerpo que, si bien tenía lo suyo, no llamaba demasiado la atención. Ella iba vestida con unos jeans blancos, sandalias del mismo color y una blusa de color verde agua. Bonita pero no lo suficiente, se repitió Derek.

-Impresionante, señor McCallum. No pensé que vendrías -Le dijo Natalie en cuanto él se sentó enfrente.

-¿Y entonces para qué te molestaste en conseguir mi número? -Le contestó Derek de muy mala gana. No tenía tiempo de juegos-. Que, por cierto, debes explicarme cómo rayos lo conseguiste.

-La esperanza es lo último que se pierde, ¿no? -Natalie pasó por alto el tema del número de Derek-. Ahora a lo que vinimos... -Ella se acercó más a él, dejando posar sus brazos en la mesa-. Se que estás al tanto de los sentimientos de Leo por Lauren y también sé que lo quieres tan lejos de ella como sea posible. Te vi amenazarlo anoche, Derek -El escocés ni siquiera se molestó en negarlo y eso sólo hizo que la sonrisa de Natalie sólo aumentara-. Y como yo quiero lo mismo, o al menos arruinarle la vida al estúpido Brewer, debemos colaborar -Natalie se echó hacía atrás, apoyándose en el respaldar de su silla-. ¿Qué dices?

El rubio solo soltó una leve carcajada, aquello no le gustó nada a Natalie.

-¿Y por qué debería aceptar? Es tu venganza eterna contra Brewer, yo ya me deshice de él. Al mentirle a Lauren, ésta no querrá ver nunca más.

Ahora fue el turno de Natalie de reír a carcajadas.

-¡Oh, vamos! Pensé que era más inteligente que eso, McCallum -La sonrisa de la castaña desapareció-. Es un poco raro tanto enojo por una pequeña mentira. Es decir, son solo amigos, ¿verdad? ¿Por qué le importa tanto a tu novia que Leo haya tenido una novia mientras ella no estaba? -Derek se negó a contestar. No le gustaba nada lo que aquella mujer venía a insinuar sobre su querida Lauren-. ¡Despierta, hombre! ¡Ella está enamorada de él! Y tu eres el clavo que sacará a ese clavo.

Los amigos no mienten ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora