Los amigos no mienten ©

19: ¿Fin del Príncipe Misterioso o de Leo?

Derek McCallum descendió del avión con suma tranquilidad. El hecho de haberle mentido a su futura esposa no le afectaba en lo más mínimo. Sí, era cierto que había unos pequeños problemas en su empresa pero no era nada que en uno o dos días no resolviera. Él le había dicho que estaría fuera una semana. Sucedía que necesitaba más tiempo fuera de casa para poder terminar de trazar el plan que tan meticulosamente habían pensado Natalie y él.

A pesar de haber estado reacio a unirse a Natalie en un principio, ahora podía reconocer que la chica había sido de mucha utilidad para sus intenciones e incluso más. Derek sonrió al recordar las anteriores noches con la castaña y comprendió que era una mujer bastante servicial y útil. Ahora mismo se dirigía a verla, con todo el extremo cuidado de que ningún conocido de Lauren pudiera reconocerlo y avisarle que estaba en L.A.

El rubio se subió a un taxi en cuanto salió del aeropuerto, dijo la dirección al chofer y el vehículo arrancó y no se detuvo hasta estacionarse frente a la casa de Natalie Bacon. Derek bajó luego de pagar su viaje y entró directamente a la morada. Su socia ya le tenía tanta confianza como para darle un juego de llaves para él. Ella se encontraba en el sofá de su living, mirando Titanic envuelta en varias colchas a su alrededor.

-Al fin, hombre. ¿No debiste llegar hace varias horas? –preguntó a modo de saludo sin despegar la vista del televisor.

-El vuelo se retrasó, creo que te mandé un mensaje –respondió mientras se sentaba junto a ella-. ¿Estarás así toda la visita o planeas prestarme atención en algún momento?

Natalie soltó una carcajada.

-Veo que alguien llegó gruñón del viaje. Está bien, si me lo pides así... -ella apagó el televisor y se dirigió a él-. Bien, ¿has pensado en el plan?

-Claro que lo he pensado. Especialmente, después de lo que me enviaste –soltó el aire con frustración. Pensar en eso lo ponía de muy mal humor-. ¿Estamos seguros de que ese hombre es Leo?

-Si no lo fuera, la situación sería peor. Pero sí, Derek, lo seguí luego de que saliera de tu casa hasta que se quitó la estúpida máscara –Natalie rodó sus ojos-. Era él. Pretende conquistarla sin que te des cuenta.

-Maldito imbécil –murmuró Derek entre dientes, apretando sus puños.

-Tranquilízate, el plan es infalible. Lo único que te digo es que una vez que demos el sí, no hay vuelta atrás –la castaña tomó el rostro de Derek para hacer que la mirara. El de ella estaba teñido por la seriedad.

-¿Crees que quiero retractarme? ¡Ja! Cuanto antes nos deshagamos del idiota, mejor será mi vida. A menos que aún lo ames, claro –él le dirigió una sonrisa burlona.

Natalie lo fulminó con la mirada y lo soltó.

-No seas estúpido. El maldito me las va a pagar, así sabrá que no debió meterse conmigo.

-¿Está todo listo?

-Veamos... -Natalie se levantó en busca de su computadora y regresó con ella entre las manos-. Le pagamos a Rodrick, tenemos el momento perfecto para crear el malentendido con Lauren y Leo y toca que tu consigas las grabaciones falsas –fijó sus grandes ojos marrones en el escocés.

-De eso me encargo yo. Sigue así y tendrás tu recompensa.

Derek le guiño un ojo antes de encaminarse hacia un buen trago de whisky.

**

-¡Voy a matar a ese hijo de puta! –gritó Mateo Martínez.

Leo y Dylan tuvieron que tomarlo por los brazos para poder evitar que fuera tras Derek.