16: Beso prohibido.

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Las chicas habían sido las encargadas de la decoración del patio trasero y Leo tuvo que reconocer que su trabajo era fantástico. Su amigo Carter había vuelto para poder manejar la consola de DJ y también había traído varios parlantes que estaba distribuidos en el lugar. Las luces variaban en sus colores y se encontraban ingeniosamente colgadas por todo el patio. También habían dispuesto mesas a los costados para poder poner la bebida, los vasos y la comida. El cotillón sería para más tarde, pero en cuanto gritaron ¡Sorpresa! Un poco de confeti salió disparado de pequeños cañones a los lados de la entrada.

Tania fue la primera en acercarse al cumpleañero. Enfundada en un sexy traje de marinera, con un vestido corto y azul con volados en la falda, cinturón blanco, sombrero a juego y el cabello ondulado suelto, recibió a su novio con una amplia sonrisa.

—¡Feliz cumpleaños! –Dijo y se lanzó a sus brazos—. Espero que te guste, sé que no querías una fiesta pero...

—Tranquila, mujer –la interrumpió él, riendo—. Me encanta, muchas gracias — Billy le sonrió con cariño antes de dejar un tierno beso en sus labios.

Luego de eso, cada uno de sus amigos fue a saludarlo y a avisarle que sus regalos estaban adentro. Leo se separó un poco de la multitud y esperó a que Lauren terminara. Tenía que hablar con ella, ¿qué rayos hacía así vestida? Ella nunca hubiera elegido ese disfraz a menos que... Sí, sus amigas. Con los brazos cruzados sobre el pecho, la observó mientras ella se volteaba y se dirigía a él.

—Hey, vaquero, ¿por qué esa cara larga?

—¿Es una broma? –Leo señaló su atuendo—. ¿Puedes explicarme esto?

La sonrisa de Lauren se borró.

—¿Qué? ¿No te gusta? –Miró hacia su ropa—. ¿Me queda muy mal?

Maldita sea. ¿En serio debía hacerle esa pregunta? ¿Justo a él? Lauren llevaba la tan conocida máscara de Gatubela que Halle Berry había usado en su película, sólo que con el cabello suelto. Un sostén de cuero con anchos tirantes que cruzaban su vientre hasta su pantalón de cuero, largos guantes negros y zapatos de tacón. Era lo más sensual y hermoso que Leo había visto en mucho tiempo.

—Claro que no –Leo rodó sus ojos—. Es sólo que no puedes dejar que alguien más te vea así, no es...

—¿No es qué? –Preguntó Lauren y entrecerró sus ojos—. Acaso, ¿te da celos?

—No inventes, Lauren –Leo soltó un resoplido exagerado. Aunque sus pensamientos respondían otra cosa—. Nada más te digo que tú no eres así...

—Oh, pero si alguien más lo usara, estaría todo bien, ¿verdad? –Ella colocó sus manos en sus caderas.

—¿Sabes qué? ¡Haz lo que quieras! Ni siquiera sé por qué me preocupo –Respondió y se marchó enojado hacía donde Dylan y Ashley estaba.

—¿Qué te pasa, hermano? –Le preguntó el pelirrojo con una sonrisa—. ¿No te gusta el nuevo look de Lauren?

—No molestes, ¿quieres? –respondió Leo de mala gana.

Aprovechó el momento para servirse un vaso de cerveza. Sí, que hiciera lo que tuviera la gana, ¿qué diablos le importaba a él? Ni siquiera era su novia. Es más, hasta sintió pena por Derek en ese momento.

—Fue nuestra idea que viniera así, sabíamos que te pondría de mal humor –Comentó Ashley, riendo.

Leo se giró hacia ellos mientras bebía un buen trago.

—Ja, ja, qué chistosas. Deberían pensar más en cómo separarla de Derek que en molestarme a mí.

—Cálmate, Leo –Dylan soltó una carcajada—. Es sólo un disfraz y Derek no está aquí. Además, sabes que hoy será toda tuya –El pelirrojo le guiñó el ojo.

Los amigos no mienten ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora