O1

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Jungkook


Toda la clase se rió cuándo confesé que no me gustaban las niñas. No le veo nada de malo.

Si no me atraen las cabelleras largas, con excesivo maquillaje y faldas, ¿qué problema hay? Claro, la sociedad es un cúmulo de personas con distintos puntos de vistas, y la mayoría, tiene el malo, dejándote con las lágrimas en los ojos y un nudo doloroso en la garganta. Siempre trataban -y lograban- dejarte en patético y dar sus tan dolorosas críticas.

Había pasado una semana desde que "salí" del armario y las burlas no paraban. Me trataban cómo otra chica más del salón, o peor. Todos los días, a la salida, un grupo de compañeros de banco me llamaban, iba con ellos porque, bueno, me alegraba pensar que trataría de ser uno de ellos, aunque siempre caía en el mismo juego.

Tenía trece años y me gustaban los hombres, cosa que, les parecía graciosa.

¡Hey! ¡Jeon Jungkook! — me llamaron, cómo dije. Fui con ellos a la vuelta del colegio. Empezaron a decir que jugaríamos a los Pokemón, no me podía negar, grave error. Jungkook, ¿te gustan los hombres? — asentí.

¡Que asco! — comentó uno con una mueca de disgusto

¿Eso significa que sientes atracción por uno de nosotros? — pensé que lo dijeron, "¿me podrían atraer un par de estúpidos?" negué con la cabeza.

No le creas, te dice que no pero seguro se toca pensando en uno de nosotros. — otro comentario, peor que los que escuchaba en horario de clases, evitaban los gritos agudos de las profesoras o los gruñidos graves de los maestros. Al terminar el ciclo escolar, todo era peor.

¡QUE ASCO JUNGKOOK! — gritó uno, actuando arcadas. Al terminar con su, muy mala, actuación caminó y me empujó — ¿Por qué te pones en mi camino? — preguntó dando un paso brusco, agaché la cabeza. "Por favor, no" suplique por mis adentros.

Ya déjalo, no sirve de nada. — al fin uno tenía sentimientos, posó la mano sobre el hombro del otro de forma tranquilizadora.

No, no lo voy a ignorar. Seguro se toca pensando en mí y cómo necesitado que está, se mete en mi camino. ¿Me equivoco, Jungkook?

Si-i, te equi-quivocas — tartamudee. Mal hecho.

Qué gay patético.

No otra vez.







El teléfono sonaba, llamaban mis padres.

Atendí cómo buen hijo que soy, pero antes me saqué alguna que otra lágrima.

¡Jungkook! ¡Querido! ¿cómo va todo en clases? — la voz chillona de mi madre me sacó una enorme sonrisa, estaba más que feliz de escucharla.

B-Bien. — mi voz sonó quebrada, y ella con su sexto sentido, lo notó.

¿Qué sucedió, hijo? — suspiré.

Siguen con las burlas, pero esta vez, me golpearon. — recordaba cómo aquel puño se enterraba en mi estómago, una y otra vez, sin cesar. — E-Estoy asustado. — solté un pequeño lloriqueo, mordí la manga de mi chaqueta y cerré los ojos con fuerza mientras escuchaba la suave respiración de la mujer que me dio la vida.

Hijo, ignóralos. Son idiotas al pensar que eres un bicho raro porque te gusten los niños. — mi familia estaba feliz de saber que no me avergonzaba tener gustos distintos, le costó un poco a mi padre, pero, al fin y al cabo, me aceptó de una manera cariñosa. — ¿Cómo van las asignaturas?

Bien, bastante la verdad. Aunque, mi profesora de biología me ve mal desde mi confesión. — se quedaba con la mirada fija en mí y su diabólica de labios. A los demás, los observaba con sonrisas blancas hermosas y los trataba dulcemente, pero, por razones inexplicables, a mí, me hablaba fríamente y no me tomaba en cuenta para las preguntas de la asignatura, aunque, siempre la más difícil, era para mí, que sea "diferente" no significa que sea estúpido.

¿Quieres que llame para hablar con ella? — mi madre siempre quiso lo mejor para mí, la amo, y tanto.

No, — negué con la cabeza, ridículo, no me veía — si sigue con esto hasta un mes más, te avisaré.

Genial. — dijo, pude sentir cómo sonreía del otro lado — Jungkook, — quedé en silencio — ¿no quieres volver con nosotros? — mis padres me habían emancipado hace dos meses, los cuales viví alejado de mi familia, con alrededor de trescientos kilómetros de separación. Al principio me daba miedo, un chico de trece años viviendo solo en un departamento, cocinarse, limpiar, hacer los mandados, me parecía tarea difícil, pero con el tiempo me iba acostumbrando.

No mamá, estoy muy bien aquí. — sabía que ella lo preguntaba por el problema del colegio, pero, no me iría de este hermoso lugar sólo para alejarme de gente tóxica — Gracias por preguntarme. — sonreí, ella suspiró desde el otro lado de la línea, sabía que le dolía tener a su pequeño lejos de sus brazos, pero, si no era ahora, lo sería dentro de cinco años y sería mucho más doloroso.

Bueno, Kook, debo cortar. — asentí con la cabeza y reí, seguía haciendo eso sin que ella me viera. — Al rato hablamos, hijo. Buenas noches.

Buenas noches, dale mis saludos a la familia. — rio desde el otro lado y se volvió a despedir, me dijo que tenga mucho cuidado si salía a la noche y que le avisase sobre la profesora diabólica. Colgué.

El molesto silencio de mi departamento me deprimió. Me dirigí lentamente a mi habitación, dónde cerré la puerta con fuerza y me eché contra ella, bajando lentamente hasta quedar sentado en el suelo y colocar mi cabeza entre mis rodillas.


Un sollozo.

Y otro.

Lágrimas por aquí y allá.

Que patético me veía.







tuni / editado

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tuni / editado

thanks hormones ; taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora