Jungkook
— ¡Ya me llegaron! — gritó Taehyung abriendo la puerta, con una enorme de sonrisa cuadriculada, típica de él.
— ¡A mi igual! — grité, saltando del sofá, agarrando un sobre café, mostrando mis dientes de conejo.
El mayor de ambos se colocó frente a mí, con sus orbes destellando de alegría. Respiró hondo, y moduló — A la cuenta de tres. — asentí. La velocidad de mi corazón era acelerada, mi respiración intranquila y mi pie izquierdo daba leves golpes contra el suelo, emocionado era mi estado. — Uno. — ¿Desde cuándo los segundos eran eternos? ¿Desde cuándo mi corazón dejo de latir? ¿Cuándo me enamoré del chico que tengo frente mía? ¿Cómo surgió este amor? En aquellos breves instantes, cientos y decenas de preguntas se sumergían en mi cabeza, pidiendo a gritos respuestas.
— Dos. — pasé saliva. No podía dejar de ver los oscuros ojos de Tae, llenos de emoción e impaciencia. Mordió su labio inferior y jugó con la solapa del sobre.
— ¡Tres! — gritó. Tardé en procesar el número, en pensar. Veía al castaño quejarse por cómo abrir el sobre — ¡Tiene más cinta que palabras! — quejó, sacándome una risa — ¡Mis ganas de vivir están en este sobre y no me ayuda en nada! — volvió a protestar. Mordí mis labios intentando de contener mi risa, intento fallido. Carcajadas sacaba, viendo cómo ente pegaba al suelo e imitaba un llanto. — ¡Mamaaaaa! — pidió. Corrió a la cocina, abrió quien sabe cuál cajón y sacó un cúter. — ¡Tú lo pediste sobre! — emocionado. Cortando el borde del sobre. Sonreí y abrí el mío, quien no tenía ni una pizca de pegamento y cinta, sólo mis papeles dentro. Escuché un quejido y miré a Tae con un dedo en la boca — El mundo me odia. — retiró su dedo observándolo, con un semblante serio viendo cómo la sangre recorría la punta de su dedo. Dejó caer su cabeza a un lado, con sus ojos sin pizca de alegría.
— ¡Tae! — grité, dejando el envoltorio de las hojas sobre la mesada. Corrí a un estante, sacando un pequeño botiquín que tenía con lo justo y necesario. — Eres un bruto. — susurré, agarrando su mano, me estremecí al sentir cómo su cabeza caí sobre mi hombro, mientras pasaba su dedo bajo el agua tibia. Pasando delicadamente el líquido y frotando mi pulgar contra la cortadura.
— Agh. — cerró sus ojos y mordió su labio inferior. — Duele de mierda.
— Las palabras hyung. — hice un puchero y con mi mano libre, saqué unos diminutos pañuelos suaves, pasándolos sobre la herida con sumo cuidado. La respiración del mayor era tranquila, pacífica si se podía decir.
Aún con su cabellera sobre mi hombro, desinfecté la herida y coloqué con delicadeza la gasa, dejando sobre el corte un pequeño junto de algodón para que absorba la sangre. Tae suspiró profundo y se separó.
— Gracias. — susurró. Le sonreí de labios. — Tenemos que ver los resultados. — abrió los ojos en par y agarró el sobre, me lo dio a mí y rodé los ojos, lo abrí y entregué. Fui a la mesada por el mío, saqué los papeles y asentí. — ¡Ya! — gritó, ¿De dónde sacaba tanta energía? Mentalmente me auto respondí.
Rompió el papel madera, dejando a la intemperie unos papeles casi color manteca. Copié su acción y grité: — ¡No tengo nada! — miré, al contrario, tenía un semblante serio, mordía la uña de su pulgar. — ¿Tae? — tartamudee, ¿Por qué desapareció aquella pizca de alegría?
Suspiró, cerró sus ojos y los volvió a abrir, clavando los suyos en los míos. — No tengo nada. — finalizó.
Mi cerebro tomó su tiempo en recapacitar lo dicho, abrí la boca y — ¡Serás! ¡Agh! ¿Por qué? — grité, acercándome para golpearlo con las hojas.
— ¡Quería drama! — dijo entre risas — Somos muy perfectos, eso no es bueno. — soltó un puchero, haciendo que junte mis cejas y arrugué mi nariz.
— ¡No juegues con mis sentimientos! ¡Estúpido! — grité otra vez, dándome la vuelta para ir al sofá. Pero un bazo me lo impidió, rodeándolo en mi cintura y dándome pequeños besos en la curvatura del cuello.
— Estoy feliz. — dijo, para volver a darme un beso.
— Yo igual. — me volteé, para plantar mis labios sobre los suyos.
Cuando la relación comenzó, Jin nos recomendó hacernos unos estudios, eran para estar seguros si teníamos algo y deseábamos pasar a tercera base. Estuvimos un par de días con los nervios al cuello, arrancándonos algunos cabellos cada vez que teníamos un leve contacto. Temíamos que llegara la segunda cita y no podamos avanzar por los estudios. No sabíamos que hacer si alguno tenía el sida o alguna enfermedad. Era mejor estar totalmente seguros y no arriesgarnos a un mal en el futuro. Además, no quería volver a tener un reproche de Tae por haber hecho lo que hice, pero vamos, tanto se quejó y bien que le gustó.
— Ya quiero que sea domingo. — susurró contra mi oreja, para abrazarme más fuerte.
Gracias por los comentarios del capítulo pasado, me encantó el aliento y el como decían que les gustaba la historia, son un amor de persona
tuni / editado
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thanks hormones ; taekook
Fanfiction˚✧˳⁎˚✧ ↬ A Jungkook no le gustas las niñas y Taehyung no se siente atraído a ellas, pero entre ellos la química va subiendo y las confesiones surgen. ˗ˏˋ Gracias, hormonas. Gracias Tae. ˎˊ˗ ↳ homosexual. lenguaje explícito...