extra #1

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Si sólo a Taehyung le hubieran dicho con anterioridad que vivir sólo no era color de rosas, lo hubiera pensado mejor. De todos modos, no vivía sólo, y tampoco se arrepiente. Oh bueno, tal vez se arrepiente de no haber hablado mejor con su suegra y también de haber rechazado aquel montón de dinero que les dijo "Es un regalo, acéptenlo" Si serás Taehyung.

Pero bueno, que se le va a hacer, es jueves a las diez de la mañana, su alarma no para de sonar y el sueño es más grande que barriga de cervecero, pero trabajo es trabajo, y dinero es dinero, y mañana tenía un parcial el cual había estudiado, pero necesitaba un empujoncito para recordar hasta que decía el primer párrafo de aquel montón de tintas.

A la edad de veintidós años, Taehyung ya trabaja en una pequeña tienda de seguros ocupada en el centro, estudia organización de empresas y espera que algún día pueda estar en las salas de negociación hablando de mejores medios de trabajo entre compañías de alta calidad, sueño allí te veo lejitos dentro de los montones de apuntes.

La gran pregunta que se deberán estar haciendo, es... ¿Y Jungkook? Bueno, él... ya casi termina el secundario y está bien de salud, come bien, no tiene la gran panza de cervecero es más tiene el abdomen plano y...

Amor. — dijo Taehyung, en voz baja rasposa de recién-me-despierto-no-me-molesten. No recibió respuesta. — Jungkook. — volvió a hablar, esta vez estirando los brazos hasta el otro lado de la cama, sintiendo el gran vacío en ella. — Mierda, es verdad. — y estrujó un poco más su cabeza contra la almohada cubierta de tela blanca.

Jungkook, un jueves a las diez de la mañana, está estudiando, es eso o no vive más.

Taehyung y Jungkook, después de quien sabe cuántos años, siguen juntitos y felices, o bueno, juntos. El tema de importancia hoy es que, no se ven casi nunca. Los horarios del mayor estaban desparejos con los del pelinegro, no se veían jamás, apenas dormían en la misma cama, o eso creía, el otro día tan pronto entró del trabajo se tiró contra el sillón a dormir ignorando la cómoda cama de tamaño king con su lindo novio sentado en el escritorio con la cabeza entre los libros, que linda vida de jóvenes estudiantes de universidad con trabajos.

Sólo tenían que tomar el dinero que les ofrecía Young Mi, no había malas intenciones detrás.

Taehyung, con aquellos cabellos castaños desprolijos y mal peinados, se levantó de la cama, con más lagañas que koala recién despierto y se encaminó al baño de la habitación, mojó su cara, hizo sus necesidades, limpió sus dientes, lo básico.

Con sus pantuflas de dinosaurio verde, caminó hasta la cocina y prendió la hornalla, buscó aquella cafetera y revisó si el líquido marrón oscuro estaba ahí, bingo. La dejó calentando mientras volvía arrastrando los pies hasta la habitación, busco la ropa más prolija y cómoda que tenía, además de limpia, tenía que ir con urgencia a la lavandería. Se cambió rápido y decidió pasarse un poco de gel por el cabello, quedando todo pegajoso y muy peinado, se arrepintió al instante, tenía que verse bien pero tampoco un señorito de oficina con veintidós años y usando una camisa de Gucci ya usada con los pantalones rasgados, él se entiende.

Volvió a la cocina, y cuando escuchó el chirrido de la cafetera ya hirviendo, agarró su taza del par que tenía con su novio -si tenían tazas a conjunto super cursis aw- y se sirvió la bebida caliente, camino hasta la heladera y puso leche hasta el borde, dando un sorbo con toda la cara de felicidad para que desapareció al instante de ver el calendario en la pared, él mañana tenía un examen, y era el cumpleaños de Jungkook, qué suerte la tuya Taehyung.

thanks hormones ; taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora